El necesario cambio de la Constitución centra un debate sobre el Estado
Ridao, Sevilla y Muñoz Machado hablan del modelo territorial en la Nau de la Universitat de València
No se puede cerrar los ojos a la crisis del Estado y del actual sistema autonómico de España, así como a la demanda soberanista catalana. Hay que actuar y reformar la Constitución porque no resuelve los problemas que se plantean 35 años después de su promulgación, bien porque no se arbitraron las formulaciones para darles salida entonces, bien porque el escenario y el contexto se han modificado notablemente por razones en las que la crisis económica no es ajena.
También coincidieron los tres ponentes del debate Modelos de Estado para España, el exdiputado de Esquerra Republicana y profesor de Derecho Constitucional, Joan Ridao, el exministro socialista de Administraciones Públicas y economista Jordi Sevilla, y el catedrático de Derecho Administrativo Santiago Muñoz Machado en que la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) sobre el Estatuto de Cataluña fue un punto de inflexión o un detonante de la situación política actual. Aunque los tres graduaron su discurso sobre la importancia del rechazo a varios artículos estatutarios en el debate de Claustre Obert, foro auspiciado por la Universitat de València y EL PAÍS, y que tuvo lugar en una llena Aula Magna de la Nau.
Ridao subrayó la situación de “crisis constitucional”, y, apoyándose en encuestas, incidió en un insólito fenómeno doble y transversal de creciente demanda ciudadana: por un lado, los que piden la recentralización del Estado, y por otro, los que quieren un Estado propio en Cataluña. Para el exdirigente de ER ha habido “un fracaso del encaje” de Cataluña y un punto de inflexión a partir de la modificación del Estatuto (“un intento de reforma constitucional por la puerta de atrás”) y el posterior estallido de la crisis económica y política. Ridao revindicó como un principio democrático el derecho a decidir.
Sevilla defendió que nunca ha habido en España un periodo tan próspero en el plano democrático y social, e incluso en el económico a pesar de la crisis, como el que ha permitido la Constitución en los últimos 35 años. Ahora bien, hay una serie de cuestiones en la administración del Estado que no quedaron resueltas como en el funcionamiento “de 17 administraciones más una”. Abogó por un cambio constitucional para dar solución a este y a los nuevos problemas planteados y postuló la reonducción del debate político desde el sentimentalismo a “lo racional” para llegar a consensos. Es decir, negociar con datos sobre el “expolio fiscal” catalán y no mantenerse en la confrontación.
Muñoz Machado apuntó que las lagunas y ambigüedades sobre la ordenación territorial de la Constitución fueron cubiertas por la hegemonía política del PSOE a partir de 1982. Criticó la “uniformidad” del café para todos y defendió la necesidad de una importante reforma constitucional para dar satisfacción, entre otras cuestiones, a las reivindicaciones de Cataluña, que debería diferenciarse. Rechazó una solución federalista porque no sería aceptada, así como las invocaciones al sistema alemán (“nosotros no somos alemanes”, ironizó) o a otros modelos, porque no son parangonables. Hay que dar una respuesta adaptada al problema de cada caso, concluyó el catedrático de la Universidad Complutense.
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