La Comunidad corta las subvenciones al principal centro de recuperación de fauna
Los recortes han alcanzado a la ONG Grefa, que lleva 33 años atendiendo a animales salvajes y participando en proyectos de reintroducción de especies
Se acabaron las subvenciones nominativas para Grefa, el centro de recuperación de fauna autóctona gestionado por una ONG que lleva 33 años de trabajo. Por su complejo, ubicado en el monte del Pilar, en Majadahonda, han pasado más de 50.000 animales salvajes, víctimas de intoxicaciones, venenos, cazadores desaprensivos, atropellos, trampas, expolio o desnutrición. Además, Grefa está inmersa en proyectos como la reintroducción del buitre negro en Pirineos, del águila real en Ourense y norte de Portugal, del águila perdicera en varias comunidades o del galápago europeo y el cernícalo primilla en la Comunidad de Madrid, entre otros.
El director general de Medio Ambiente, Ricardo Riquelme, sostiene que continuará como entidad colaboradora de la Comunidad. “Le seguiremos encargando trabajos, por los que les pagaremos, lo que ya no hay son subvenciones nominativas como ha pasado con otras entidades debido al momento que atravesamos”, explica. Al presidente de Grefa, Ernesto Álvarez, no le preocupa tanto la falta de ese dinero como el cambio de actitud de la Consejería de Medio Ambiente. “Aunque esa menor financiación ya se está notando”, dice. En tiempos mejores las aportaciones del Gobierno regional, entre convenios y subvenciones, implicaba un 25% de su presupuesto total, ahora es de un 5%, según datos de Grefa.
Punto de inflexión
La gota que ha colmado el vaso es la reclamación por escrito de la consejería a Grefa del cadáver de un águila imperial localizado en agosto; de un halcón peregrino herido el mismo mes y de otra águila imperial lesionado en septiembre. Grefa debía enviar estos animales al otro centro de recuperación de animales silvestres que existe en Madrid, el CRAS de Tres Cantos. Este centro funciona por concesión administrativa y lo inauguró Esperanza Aguirre en julio de 2010. Costó 5,2 millones, financiados por el Ministerio de Fomento, y se edificó como parte de las medidas compensatorias de la terminal T4 del aeropuerto Madrid-Barajas. El complejo cuesta a Madrid 440.000 euros anuales, aclara Riquelme. “Quizá pueda parecer mucho, pero lleva a cabo multitud de proyectos como el control de cría en cautividad de rapaces y de especies invasoras exóticas, entre otros”, aclara.
“Esto no ha pasado nunca. Una cosa es que no haya subvenciones y otra que no nos dejen trabajar”, advierte Álvarez. Riquelme aclara que los animales se reclaman para que no se rompa la cadena de custodia por si se abriera un procedimiento judicial, en caso de que se tratara de un animal protegido tiroteado o envenenado. “Si sospechamos que ha pasado algo así, llamamos a los forestales o al Seprona con lo que no se rompe nada”, responde Álvarez.
Como ejemplo de lo que está ocurriendo, la ONG señala que ya no reciben fondos para el hospital de fauna salvaje, en el que en 2012 ingresaron 3.513 animales (vivos y muertos). Lo mismo ha ocurrido con el programa de voluntariado ambiental y con el equipo de rescate de fauna salvaje. Solo perciben 18.000 euros del programa educativo.
“No se puede renunciar a estos grandes profesionales”, opina Luis Suárez, responsable de especies de WWF. El conservacionista apunta a que en una comunidad pequeña como la madrileña no es eficiente dedicar dos centros a lo mismo. Una solución sería destinar el complejo de Tres Cantos a centro para especies exóticas (CITES). “En España no hay ninguno y reúne todas las condiciones”, sostiene.
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