_
_
_
_

Un debate fallido y sin propuestas

El presidente elude el problema de la financiación y la deuda El PSPV pierde la ocasión de presentarse como alternativa Compromís y EU acotan su espacio

El presidente valenciano, Alberto Fabra, durante su intervención en el debate de política general.
El presidente valenciano, Alberto Fabra, durante su intervención en el debate de política general.MÒNICA TORRES

El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, llevó este martes 23 propuestas al debate de política general de las Cortes Valencianas. En este debate, el más importante del año, es donde el jefe del Consell desgrana sus prioridades políticas. Y, sorprendentemente, ni una sola de las 23 propuestas de Fabra hizo referencia ni a la mejora de la financiación autonómica ni a la condonación de la deuda histórica acumulada tras años de dotaciones económicas insuficientes por parte del Estado.

Sorprendentemente, porque Presidencia de la Generalitat había dedicado gran parte de sus energías a conseguir un encuentro entre Fabra y el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, con el que rebajar la presión el día anterior. Sorprendentemente, porque Fabra no mencionó ni una sola vez la deuda histórica con la que arrancó su singladura como presidente de la Generalitat hace dos años. Y, sorprendentemente, porque todo su discurso sobre financiación se resumió en la divisa “No permitiré que se nos trate de forma desigual”.

Con el zurrón vacío tras su visita relámpago a Montoro, Fabra desgranó un discurso plano —aunque mejor estructurado que el de hace un año— y destinado a convencer al auditorio de que los brotes verdes no son un espejismo, sino el inicio de la recuperación.

Para lograr su objetivo, el presidente valenciano recordó hasta el aburrimiento los datos de exportaciones, pernoctaciones hoteleras y desaceleración del incremento del paro. Y luego intentó que la pirita camuflada entre las 23 propuestas realizadas resplandeciese como el oro. Entre las propuestas hay algunas decisiones de calado, como el anuncio de que liberalizará los horarios comerciales en todo el territorio, si así lo aprueban los Ayuntamientos, o la reanudación de un plan de choque para reducir las listas de espera sanitaria en las patologías con mayor demora.

El jefe del Consell anuncia la liberalización total de horarios

Pero también hay otras propuestas menores como la decisión de convocar 300 plazas de docente antes de que finalice la legislatura —ya comprometidas en su día— o la creación de una partida de 7,8 millones de euros en los presupuestos de 2014 —que rondará los 14.000 millones— para primar la contratación de parados mayores con dificultades de inserción.

Y otras medidas, difícilmente clasificables como propuesta, como el anuncio de que los funcionarios de la Generalitat volverán a cobrar su paga extra. Aunque, eso sí, sin aclarar qué nuevos recortes sufrirán en las nóminas una vez que caduquen en diciembre las rebajas salariales del denominado decreto Vela.

Tras un discurso de hora y media, en el que la normalidad se presentó como excepcionalidad —“Uno de los mayores logros es que no ha desaparecido la sanidad pública ni la educación gratuita para todos los valencianos”—, a Fabra le llegó el turno de enfrentarse a sus adversarios políticos.

El primero en bajar a la arena fue el socialista Antonio Torres con un discurso que, tras evidenciar la falta de influencia de Fabra en el Gobierno y en el PP, se volvió romo y gastado.

El auto del TSJ sobre el ‘caso Nóos’ amortiza el guiño a los imputados

Torres recriminó al presidente de la Generalitat que se atreviese a hablar de financiación autonómica después de haber paralizado la reforma del Estatut en el Congreso de los Diputados y rechazar varias iniciativas de la oposición para exigir al Gobierno un mejor trato.

El portavoz socialista hizo referencia al encuentro del día anterior con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y fue tajante. “A Madrid no se va a mendigar, hable con Rajoy y no con intermediarios”, sentenció Torres. A esas alturas del debate, los diputados populares ya se estaban revolviendo en sus escaños. Pero no era ni por la tensión ni por el alcance de las propuestas. El revuelo tenía su origen en los mensajes de los teléfonos móviles. El Tribunal Superior de Justicia anunciaba que no observaba indicios suficientes para imputar en el caso Nóos a la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y al expresidente Francisco Camps y acordaba devolver el sumario al juzgado de Palma de Mallorca.

Fue otro de esos momentos horribilis que el presidente de la Generalitat vive semana sí, semana también, desde que arrancó septiembre. Porque mientras Fabra intentaba construir su discurso frente a un portavoz socialista que lo tachaba de políticamente irrelevante, Rita Barberá arrastraba involuntariamente al batallón de periodistas que cubrían el debate hacia los pasillos. Allí, intentando disimular su satisfacción por haberse librado de la sombra de la imputación, Barberá admitió ufana que ya había comunicado la buena nueva al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y a la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal.

Torres: “Plántese delante del Gobierno. Nos están chuleando”

Previamente, antes de abandonar el hemiciclo, Barberá había sido felicitada por el presidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus, y otros compañeros de bancada. Todos ellos conscientes de que, tras la decisión del TSJ, la alcaldesa de Valencia vuelve a sonar como posible recambio de Fabra en 2015 si el presidente valenciano se da un batacazo en las próximas elecciones al Parlamento Europeo. El auto del TSJ sirvió también para dejar amortizada, a los pocos minutos, la decisión del jefe del Consell de retrasar las líneas rojas contra la corrupción hasta la existencia de decisiones judiciales firmes.

“Plántese delante del presidente del Gobierno, que nos están chuleando y no nos pueden seguir chuleando”, instó a Fabra el portavoz socialista, que recordó que otros dirigentes como Rus o el presidente de la Cámara, Juan Cotino, sí reivindican la deuda histórica. Pero si lo que el PSPV pretendía era presentarse como opción de gobierno, no lo consiguió. Fundamentalmente por dos razones. Primero, porque Torres no articuló una sola alternativa al discurso popular. Segundo, porque no hizo falta que el secretario general del PSPV, Ximo Puig, valorase la intervención de Fabra en el patio de las Cortes para que todo el mundo fuese consciente de que Torres está de interino hasta 2015.

En la sesión vespertina, el portavoz de Compromís, Enric Morera, empezó atrapado en el ritmo somnoliento del debate matinal. Morera también centró su intervención en la reclamación de la deuda histórica, en la falta de financiación y en la escasa confianza que ofrece Fabra por su sumisión a Rajoy.

Morera critica la impostura valencianista de Fabra

Y cuando parecía que el debate iba a seguir por la misma senda mortecina, el presidente de la Generalitat cometió el error de acusar de antivalencianía a Morera, que se revolvió con furia. El portavoz de Compromís cortó de raíz cualquier tentación de Fabra de mencionar la participación de sus familiares en la Vía catalana y cuestionar su valencianismo. Tanto, que recriminó al presidente de la Generalitat que no sepa leer en valenciano, que sea del Real Madrid y que en Castellón no celebrase el 9 d’Octubre. Tras la andanada, Morera marcó su espacio político, distante del PP y el PSPV, y se reclamó alternativa mientras Fabra renunciaba a alimentar el debate valencianista y se centraba en la defensa del cambio de ciclo económico.

La portavoz de Esquerra Unida, Marga Sanz, cerró el debate con un discurso bien estructurado de defensa de los servicios públicos y con réplicas a las propuestas matinales del presidente. El eje de su alocución fue el mismo que el de los otros dos portavoces de izquierda. “Sin autonomía financiera solo hay sumisión y las consecuencias las pagan los ciudadanos”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_