“Intentaron pasarme la lista de enchufados y me negué”
El exjefe de Estudios de la Escuela de Idiomas da la cara a propósito de la denuncia de Compromís
El profesor Jordi Riera fue jefe de Estudios de la Escuela Oficial de Idiomas de Valencia hasta septiembre de este año. Reconoce que llegaron a ofrecerle algún listado con nombres de personas recomendadas para ser matriculadas al margen de las plazas vacantes que se sorteaban cada año. El pasado viernes Mónica Oltra, portavoz adjunta del grupo político Compromís, denunció públicamente esta práctica . “Sí, pero eso fue hace años”, matiza. “Intentaron pasarme la lista de enchufados y me negué. Desde que dije que eso no iba conmigo, me convertí en una especie de objetor de conciencia y ya no lo intentaron más veces”, recuerda ahora que ya está fuera de la escuela.
Riera se reconoce autor de la foto que el sábado publicó este periódico, en la que aparecían dos cajas rotuladas sobre una mesa de despacho de este centro educativo público valenciano. Una de ellas llevaba el letrero de “eléctricos”. Era esta la expresión eufemística con la que se conocían, en la jerga interna, los listados con nombres presuntamente “enchufados”, según explica. Cada año llegaban a la administración del centro, a través del inspector responsable de escuelas de idiomas en los Servicios Territoriales de Educación, para que las plazas adjudicadas a estas personas quedaran fuera del sorteo de acceso que anualmente se hace y al que suelen acudir miles de aspirantes que se han quedado sin plaza por agotarse las vacantes. Las colas suelen ser larguísimas. No tiene cifras concretas, pero estima que esos aspirantes favorecidos podrían suponer “más de un 15%” de la matrícula de primer curso, sobre todo en las enseñanzas más demandadas, como Inglés.
“A veces, llegaban incluso con los mismos papeles de matrícula rellenados, además de la lista con nombres y apellidos”, asegura Riera, que ha sido jefe de Estudios de la Escuela durante los 11 últimos años. “Esto era el pan nuestro de cada año, de cada mes de septiembre”, recapitula. ¿No era en julio? “En julio también llegaban”, aclara, “pero más en septiembre”. No siempre ha estado el mismo inspector que Compromís apuntaba en su comunicado del viernes como portador de las listas de nombres. “Él solo ha sido los últimos años, pero los otros hacían lo mismo”, afirma y añade: “Pero los últimos años ha ido en aumento, sin duda”.
Reconoce que, aparte de su propio testimonio, es decir, “mi palabra y la foto de las cajas”, no tiene otras pruebas de las irregularidades que ha decidido denunciar públicamente para acabar con esas prácticas. “Si hubiera hecho copia de los listados que hay en la caja fotografíada tendría pruebas, pero”, añade, “también habría ido al juzgado”.
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