Buena música y decepcionantes marionetas en el Ágora
El espectáculo sobre 'Così fan tutte' presentó muñecos bien construidos y peor movidos
El espectáculo de marionetas sobre Così fan tutte, concebido como una función de ópera en familia, constituyó una notable decepción para los asistentes al Centro Cultural El Ágora. Las familias habían esperado una larga cola desde mucho antes de la hora de comienzo de la función. El arreglo de Schäfer sobre la obertura de Così –interpretado con la seriedad y entrega de que siempre hace gala Zoar Ensemble- había provocado los primeros aplausos de chicos y grandes.
Se barruntaba una buena función, una gran tarde: el teatro musical, como la noche anterior en el Palacio de la Ópera, podía volver a arrasar, con el añadido de hacer gozar a familias enteras. Los títeres son el inicio de la afición al teatro; unidos a una música tan adictiva como la de Mozart pueden enganchar a la ópera al menos proclive a su escucha. La versión para quinteto de Schäfer satisface por su rigor y color las exigencias de los más conocedores. Había un público atento -y activo, factor esencial del teatro infantil de títeres-. Las marionetas suelen prender la atención de los niños de principio a fin de la función.
Suelen. Pero para ello se necesita una historia bien contada y no la hubo. Sí, en cambio, una exhibición de fondo de armario de muñecos bien construidos y solo aceptablemente movidos. Los componentes de “Títeres Cachirulo” dieron la sensación permanente de andar descolgados no ya la música sino de la historia misma que habían anunciado.
No es que hubiera una deficiente adaptación del libreto de Da Ponte al público infantil. En realidad, la sensación fue la de una actuación rutinaria y desconectada de cualquier atisbo de guión medianamente coherente. Justo lo contrario de lo que se debe dar a un público, el infantil, que merece el máximo respeto y un especial cuidado en lo se le ofrece.
Fue una ocasión perdida: ojalá que en próximos proyectos –se habla de una Flauta mágica para venideras ediciones del festival- el teatro de marionetas no quede rebajado a la categoría de frustración y que, como se preveía para esta ocasión, los niños que asistan se sientan atraídos al teatro y la ópera no solo por la música escuchada sino también por lo que vean y oigan sobre el escenario.
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