Un San Roque especialmente conciliador
La tradicional comida, en la que coincidieron Carlos Urquijo y la hija de Gorostiaga, se celebró con absoluta normalidad
San Roque bendijo ayer a los cofrades de Llodio, y la sopa de ajo que tomaron de primero alejó a los malos espíritus que sobrevolaban la cita. Tras quince días en los que dos de sus más ilustres vecinos, el delegado del Gobierno, Carlos Urquijo y el ex alcalde y preso por colaborar con ETA, Pablo Gorostiaga, se pelearan en los juzgados —a cuenta de la elección del pregonero de las fiestas de este año— la tradicional comida en la que coincidieron Urquijo y la hija del preso se celebró con absoluta normalidad.
Los rumores que apuntaban a que la izquierda abertzale había preparado una calurosa bienvenida al delegado no se confirmaron y a las 14.03 los 300 comensales se pusieron en pie para bendecir la mesa.
Tres mujeres —las únicas tras varios años de enfrentamientos y polémicas— y el resto hombres atacaron el menú en el pórtico de la iglesia de un pueblo poco común, sin que nada alterara el evento gastronómico.
Y eso que en Llodio, donde Batasuna tiene mucho peso, conviven Pablo Gorostiaga —ahora en prisión—; el exlehendakari Juan José Ibarretxe, —que ya no acude a la comida de la cofradía—; el topo del subcomisario José Amedo, Joseba Urkijo, Kinito; pero también otros como Txema Urkijo, el responsable de la oficina de Víctimas del Gobierno vasco, entre otros.
Todo era posible. Pero todo fue cordialidad. “Hoy comeremos aquí unos treinta urquijos” dijo Txema al llegar a la iglesia. Quizás por eso al Urquijo delegado se le veía bastante cómodo.
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