_
_
_
_
_
CLÁSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Emociones compartidas

No hay espacio para la rutina en el Festival de Música de Cámara de Santa Cristina d´Aro. De hecho, la línea artística diseñada por la violonchelista Amparo Lacruz apuesta precisamente por la variedad.Para los solistas, resulta estimulante saltarse las convenciones del típico recital y además de tocar piezas en solitario, afrontar en el mismo concierto el desafío que supone, por ejemplo,formar parte de un dúo, un trío, un cuarteto o, como en el caso que nos ocupa, un sexteto de cuerda. La frescura del primer encuentro se impone. Lo pudo comprobar el público que en la noche del jueves, huyendo del rigor estival, disfrutó de un excepcional encuentro camerístico en la recoleta iglesia románica de Santa Cristina d´Aro.

Nueve solistas de primer nivel — los pianistas Catherine Ordronneau, Josep Maria Colom y Enrique Bagaria, los violinistas Kai Gleusteen y Adrian Pinzaru, los violas Anna Kreetta Gribajcevic y Wolfgang Talirz y los violonchelistas Niklas Schmidt y Amparo Lacruz— sirvieron un variado y jugoso menú musical que incluía algunas delicatessen. Fue un lujo, por ejemplo, escuchar dos sonatas de deslumbrante luminosidad de Domenico Scarlatti tocadas por Josep Maria Colom con finura y elegancia . O dejarse impregnar por la belleza poética del Sonetto 104 del Petrarca, magistral pieza del ciclo Años de peregrinaje de Franz Liszt, interpretada con virtuosismo por Enrique Bagaría.

Pero su breve actuación, abriendo respectivamente las dos partes del concierto, supo a poco. Dos partituras de envergadura centraron la propuesta camerística: en la primera parte, Caterine Ordrenneau derrochó frescura, delicadeza y dominio del estilo en el Cuarteto con piano K493 de Wolfgang Amadeus Mozart. Tuvo que luchar contra una acústica muy poco favorable para la proyección del piano, pero tanto la pianista como sus compañeros de aventura mozartina —Adrian Pinzaru, Anna Kreetta Gribajcevic y Niklas Schmidt— salvaron las limitaciones del espacio con destreza técnica.

Música de cámara

Kai Gleusteen, Adrian Pinzaru, violines. Anna Kreetta Gribajcevic y Wolfgang Talirz, violas. Niklas Schmidt y Amparo Lacruz, violonchelos. Catherine Ordronneau, Josep Maria Colom y Enrique Bagaría, pianos.

Obras de Scarlatti, Mozart, Liszt y Chaikovski. Iglesia de Santa Cristina d´Aro. 22 de agosto

Todos ellos son músicos de gran flexilibilidad, cameristas de vocación. En plena sintonía, y con máxima entrega, ofrecieron un Chaikovski de desbordante lirismo y elocuente expresividad que cautivó al público.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_