Los líos del PP destapan los gestos fascistas
El entorno de los jóvenes divulgó las fotos y Rus y Castellano echaron un pulso
No hay peor astilla que la de la propia madera. Los líos internos del PP en la provincia de Valencia han hecho aflorar en el último mes un rosario de fotografías de jóvenes de Nuevas Generaciones (NN GG) posando con gesto fascista. Un escándalo que ha dañado de manera notable la imagen del partido que más instituciones gobierna en la Comunidad Valenciana, especialmente después de que varios cargos públicos se mostrasen conciliadores con la exhibición de los jóvenes.
La mecha prendió a principios de mes en Xàtiva, ciudad que gobierna Alfonso Rus, alcalde y presidente provincial del PP de Valencia, que desde hace un año tiene que convivir con un sector crítico alentado por el secretario regional del partido y consejero de Gobernación, Serafín Castellano.
La celebración de un torneo de fútbol de peñas ultra (Yomus del Valencia, Curva Nord del Inter de Milan y Ultra Boys del Spórting de Gijón) en Xàtiva alteró la vida normal de una ciudad, poco habituada a este tipo de ostentaciones. Sin embargo, el ruido organizado por los ultras sirvió para que alguien recordase que Jorge Roca, secretario de Deportes de la ejecutiva local del PP y jugador de la peña valencianista, se había fotografiado el año anterior tras una enseña nazi en un torneo similar celebrado en la localidad de Paiporta y decidiese hacer circular la imagen en las redes sociales.
“La foto se hizo de cachondeo. Esto no debería ir a más”, argumenta Rus, al que disgusta tener que colocarse a la defensiva. Quizá por eso, utilizó el primer pleno municipal convocado tras la difusión de la foto de Roca para cargar contra la oposición y los comentarios subidos de tono utilizados en Internet condenando la instantánea.
“La imagen de Roca tras un símbolo fascista causó sorpresa”, admite el portavoz socialista de Xàtiva, Roger Cerdà, “y el pleno municipal fue muy duro porque el PP intentó poner en marcha el ventilador”.
Pero pocos días después en las redes sociales empezaba a circular una foto de Xesco Sáez, presidente de Nuevas Generaciones de Xàtiva, realizando el saludo fascista. Lo que pretendía convertirse en una anécdota —la primera imagen— dejó de serlo. “Seguramente fue muy fácil conseguir la foto porque es fácil ver a Sáez en esas actitudes por el pueblo”, admite un concejal.
“Han sido los mismos jóvenes de Nuevas Generaciones los que han facilitado las imágenes”, admite un cargo del PP valenciano, “son casos que existen y existirán, pero son casos aislados y quienes tenían que haberlo cortado de raíz no quisieron ver las consecuencias, por eso tuvo que acabar por intervenir la dirección regional”.
“Las filtraciones son del propio partido”, admite una parlamentaria, que cree que las imágenes ha sido utilizada finalmente para desgastar a Rus en su pulso con Castellano.
La difusión de una tercera fotografía de Daniel Terrades, secretario local de NN GG de Gandia y asesor municipal, haciendo el saludo fascista, sumada a una cuarta fotografía de la concejala de Juventud del municipio de Canals, Carmen Melissa Ferrer, frente a una bandera franquista, parecen darle la razón a este cargo del PP. El partido está dirigido en Gandia y Canals por alcaldes afines a Rus.
Los jóvenes sorprendidos con gestos fascistas han rehusado dar su versión a EL PAÍS. Aunque Terrades ha explicado a su entorno que la imagen tiene seis años de antigüedad y que, aunque varios de sus amigos tenían copia, no la había colgado en Internet. Ferrer ha asegurado en el PP que la imagen tiene cinco años de antigüedad y es posible que la compartiese con amigos en redes sociales.
Las disculpas no han evitado ni las críticas de la oposición, ni el anuncio de la Unión Progresista de Fiscales de que interpondrá acciones legales contra los citados jóvenes por enaltecimiento de símbolos fascistas.
Tampoco el deterioro de la imagen de NN GG, que ha obligado a su presidente regional, Juan Carlos Caballero, a disculparse por escrito y a poner en marcha una campaña en Internet para contrarrestar el daño causado a una organización en la que militan 7.000 jóvenes tras su lentitud en abordar la cuestión.
Fuentes del PP admiten en privado que parte del problema está en la promoción en el partido de jóvenes sin la adecuada formación —los fotografiados nacieron mucho después de la dictadura— y en la existencia de un poso franquista, todavía vigente en una parte de los veteranos.
Varios ayuntamientos gobernados por el PP, como el de Valencia, se han resistido al máximo a retirar los símbolos franquistas tal y como señala la ley de Memoria Histórica. Y no son pocos, los cargos, como el coordinador del grupo popular en las Cortes, Rafael Maluenda, quienes pretenden equiparar la apología de símbolos totalitarios con la defensa de ideales republicanos o independentistas perfectamente defendibles dentro del marco constitucional.
Una confusión en la que ya no caerá uno de los retratados en saludo fascista, que tras sorprender a su abuelo llorando parece haber comprendido, al fin, el alcance de su gesto. Probablemente, para siempre.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.