El Alcázar deja atrás el susto

Fue un momento tenso. La cubierta del teatro Alcázar —ahora Cofidis— escupía una densa columna de humo que devolvía a la memoria el trágico incendio de la discoteca Alcalá 20 que costó la vida a 82 personas en 1983. “En ese momento la noticia que corrió fue que el teatro Cofidis se quemaba”, recordó este martes Enrique Salaberria, presidente de Smedia, su propietaria, tras la presentación de La Odisea, con Rafael Álvarez El Brujo, obra por la que este miércoles se volverá a abrir el telón. “El teatro no se ha quemado nunca”, añadió.

El susto ocurrió el pasado 15 de junio. El fuego, que se inició entre la sexta y séptima planta del edificio, amenazó muy de cerca el teatro. A salvo de las llamas, fue finalmente el agua que usaron los bomberos para extinguirlas lo que acabó causando los desperfectos. Hasta tal punto que se formó una cascada a la altura del telón y otra detrás del patio de butacas. “Era incontrolable”, narró Salaberria.

En estos dos meses se han pintado los anfiteatros y palcos, se han recuperado las pinturas de las paredes, se han revisado las instalaciones y se ha quitado el mal olor. También han tenido que quitar toda la moqueta para poder acometer los trabajos de limpieza a fondo. Además, aprovechando que tuvieron que retirar las doce primeras filas de butacas, las han reorientado para lograr una mejora visual. “No sé por qué razón en su origen se montaron sin mirar al centro. Antes el público tenía que hacer un pequeño esfuerzo de giro de espalda. Parece mentira, pero así generas una estancia más cómoda”.

‘La Odisea’, con Rafael Álvarez, El Brujo, reinicia hoy la programación

Los elementos que han salido peor parados son: la techumbre, donde hoy se pueden advertir marcas de humedad; las butacas, que tuvieron que ser deshumidificadas y recolocadas, aunque se conservaron las originales; y la bocana del escenario, cuya pintura ha comenzado a levantarse. La inversión dedicada a la restauración ha sido de 200.000 euros, informa Efe.

También se ha sustituido la lona gris del techo, por otra con un dibujo que muestra a unasmusas junto a “un gato madrileño”.

La rehabilitación ha supuesto una inversión de 200.000 euros

El incendio también supuso una dura prueba para la estructura arquitectónica del teatro. “Lo cierto es que la hemos conocido muy profundamente en todo este periodo. Había muchos espacios que para nosotros eran desconocidos hasta ahora, después de casi 100 años”. Como por ejemplo el camaranchón que hay sobre el techo. Un hueco “impresionante”, que separa estructuralmente el teatro del edificio y que hace que esté protegido ante cualquier catástrofe. Y debajo, en el foso, salió a la luz una canalización que lleva a un antiguo riachuelo de la calle Alcalá. “Nosotros estábamos convencidos de que toda el agua que había caído al teatro tenía que estar embalsada en algún sitio”.

“El día del fuego estaba en Madrid y cuando lo vi por la tele, pensé que ya no iba a poder venir en toda la temporada”, aseguró El Brujo. Pero en pocas horas llevará al escenario su relectura de La Odisea con su estilo juglar que confiesa inspirado en el trabajo del premio nobel Darío Fo. Y reiniciará el viaje del Alcázar.