¿Cuánto vale un billete de 500?
El artista urbano Neko inaugura la exposición 'Capital Ilegal' La muestra propone interrogantes sobre el valor de las cosas
No debe ser fácil para alguien que viene del grafiti y del arte urbano justificar su incursión en el circuito tradicional del arte. Sobre todo cuando se trata de un artista como Neko (Madrid, 1984), que quiere y siente que debe compatibilizar ambos escenarios. Complicado por las suspicacias que genera esta ambigüedad en el mundo del grafiti, y también por la frontera borrosa en la que se ha instalado este madrileño que ayer inauguró su exposición Capital Ilegal. Es la línea que separa lo legal de lo ilegal; la acción callejera de la reflexión conceptual y artística; el ser lo mismo y lo contrario al mismo tiempo.
Sin embargo, parece que Neko tiene claro cómo zanjar la confusión. Por un lado parece no darle importancia a lo que él llama “la prensa rosa del grafitis”, y por otro lado quiere dejar claro que una cosa es la calle y otra la galería. Él se empeña en marcar una y otra vez las diferencias entre los dos ámbitos con frases como “se trata de distintos lenguajes para transmitir el mismo mensaje” u “olvídate de si soy streetartista, de que vengo del grafiti”.
Para traducir al lenguaje de una exposición la sintaxis del arte urbano, Neko propone un diálogo participativo con los asistentes. Por eso, una de las claves de esta muestra gira en torno a una serie de billetes intervenidos por él y enmarcados en pequeños cuadros para provocar “una reflexión en torno a valor real de las cosas y del dinero en particular”. Además, quien quiera puede llevar su propio billete, de 5, 10 o 20, a la galería para que se lo cambien por uno del mismo valor, pero con el sello del artista. Después de esto pueden pasar dos cosas: que el asistente se lleve a casa una obra de Neko “gratis”, o que lo devuelva a la calle para que fluya junto al resto de billetes y acabe, antes o después, siendo destruido por la Casa de la Moneda y reemplazado por otro. “Cuando pones un billete de estos en la calle es como cuando hay un grafiti en un muro. La Casa de la Moneda lo destruye igual que hace el Ayuntamiento con mis obras. De ahí lo de capital ilegal”, reflexiona.
La cuestión que subyace a esta provocación es cuestionar si las cosas valen lo que nos dicen. Si un billete intervenido por Neko vale más, igual o menos que los manoseados por los consumidores. “Cuando he investigado sobre la legislación del dinero, he descubierto un montón de cosas que la gente no conoce. Por ejemplo: que el dinero no puede estar parado. Tener un billete en un marco parado es ilegal. Quiero que la gente se cuestione eso. Si un billete de 500 vale 500. ¿Estás vendiendo, destruyendo, revalorizando? Es un diálogo abierto”, analiza.
Pero la relación de Capital Ilegal con el dinero no queda ahí. Neko ha creado las primeras “monedas de cero euros”. “Las he falsificado, pero sin ánimo de lucro”, bromea mientras manipula algunas extraídas de la colección. Cinco de plata y cinco de latón, cada una esculpida en una base original, sin molde.
La obra de Neko parece haber evolucionado en los últimos años. No en esencia, o al menos esa es su intención, pero lo que sí parece claro es que domina las reglas de cada formato. Quizá esa evolución se deba a su habilidad de adaptación a nuevos lenguajes, con sus respectivas particularidades. “Hay gente que se va a sorprender. Están acostumbrados a acciones o destrucciones”, explica mientras pasea por los pequeños habitáculos de la galería, todavía a medio montar.
Neko: One Army from Bandiz Studio on Vimeo.
Neko ha participado ya en siete exposiciones colectivas, entre ellas el estand de EL PAÍS en ARCO 2012. Capital Ilegal es su cuarta en solitario, después de Apertura próxima, One name army, ambas en Madrid y en 2012, y Hype, en Barcelona el año anterior. “Después de ARCO hubo muchas ofertas y pocos síes”, asegura. “En la calle he sido muy fértil”, matiza. Ahí, en la calle, ha llenado y manipulado distintos espacios, desde marquesinas a cierres de locales, dejando “una marca que no vende nada”. Es lo que parece una clara crítica al consumismo, pero que a su vez revela que este artista domina a su antojo el lenguaje publicitario. Incluso se le escapa alguna que otra frase que bien podría ser parte de alguna campaña: “Hay que replantearse si el capitalismo nos lleva a un sitio mejor para todos o solo para unos pocos. ¿Cuál es el valor real de tu trabajo, de tu tiempo, de tu vida... Ven a Capital Ilegal y campártelo con nosotros”. Como para no ir.
Capital Ilegal. Galería Fernando Herencia. Calle de Ruiz Alarcón, 27. Hasta el 3 de agosto.
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