Trias mantiene el faraónico proyecto del parque de la Sagrera

En la rueda de prensa de la semana pasada en la que se presentó el recorte inversor en la estación del AVE de La Sagrera, tanto el alcalde Xavier Trias (CiU) como la ministra Ana Pastor (PP) no dudaron en hablar de austeridad. Trias se refirió a la estación ferroviaria como un “proyecto muy ambicioso e inviable por la coyuntura económica actual” y Pastor lo criticó por “faraónico”. La estación pasará a costar un 20% menos de lo previsto, finalmente unos 650 millones de euros. Trias, sin embargo, no se refirió al también grandilocuente parque lineal de La Sagrera, que rodeará la estación y costará unos 72 millones. Allí nadie habla de recortes.

 Una portavoz del Consorcio Barcelona Sagrera Alta Velocitat aseguró que por el momento “nada ha cambiado” con respecto al anterior planteamiento. Desde el Ayuntamiento dicen que se está trabajando en los proyectos ejecutivos y que el parque se “adecuará al nuevo modelo de estación”. Lo cierto es que la misma razón que llevó a la necesidad de replantear la financiación de la terminal ferroviaria —pues la caída del mercado inmobiliario acaba con el planteamiento de pagarla gracias a las plusvalías que genera— también aplica al gran parque, de 40 hectáreas de superficie.

El plan maestro del parque, llamado Camí Comtal, condensaba la idea de “renaturalización de la ciudad” que se promueve desde el despacho del arquitecto jefe de la ciudad, Vicente Guallart, y el mantra de las smart cities que se promueve desde Hábitat Urbà. El documento, de hecho, salio a la luz el 12 de junio del año pasado. Se trata de una “slow Diagonal”, un paseo pensado para la bicicleta, el goce ciudadano y que conecte barrios históricamente separados. Incluye, por ejemplo, una plaza con 947 banderolas similares a las que miden el viento en los aeropuertos, en un homenaje a todos los municipios de Cataluña; un inmenso rosal; una ágora; grandes láminas de agua bajo el puente de Bac de Roda, y parques infantiles cada 400 metros. Según la memoria, el mantenimiento por cinco años es de nueve millones de euros.

Los vecinos ya conocen el proyecto y de hecho ya se han producido algunas modificaciones, sobre todo en lo que tiene que ver con la conectividad. Guallart aseguró el día de la presentación de la nueva estación que el parque “no es faraónico y es muy necesario”. La gran obra, que sin duda le cambiaría la cara a Sant Andreu, Nou Barris y Sant Martí se pagaría con las cargas urbanísticas de los desarrollos inmobiliarios que ahora se han racionalizado.

A los vecinos les preocupa más qué pasará con la gran zona del soterramiento de las vías que la misma estación. Inicialmente el desarrollo se planteaba en cinco fases. Ayer, en la Comisión de Hábitat Urbà en el Consistorio, el PSC e ICV preguntaron por el futuro del parque, pero Antoni Vives, tercer teniente de alcalde, no respondió. Hoy se reunirá la comisión de seguimiento de la obra.