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Las vacaciones más largas

El verano precede el cierre de comercios en el centro de Alicante

Comercios del centro de Alicante al borde de la liquidación.
Comercios del centro de Alicante al borde de la liquidación. PEPE OLIVARES

Llega el verano y, con su paso, las vacaciones en algunos comercios tradicionales de las grandes ciudades. Asoman letreros de rebajas que en algunos casos superan al del propio establecimiento y que parecen más una llamada de auxilio que una estrategia comercial. Y aparecen también carteles que anuncian remates, liquidaciones totales, la advertencia de los comerciantes de que tras las vacaciones de verano puede que no se levante de nuevo la persiana. “Hasta en liquidación cuesta vender”, explica Verónica, dependienta de Tea 5, una boutique con más de 30 años de vida de la comercial calle Gerona, en Alicante. “La dueña ya ha avisado. Llevamos tres años así, sin saber si después de verano seguiremos, pero este año está siendo el peor”, reconoce esta vendedora.

Cómo estará la crisis en Alicante que para sobrevivir “una tienda de moda como Hallazgos, se ha tenido que ir a Valencia para pagar un alquiler menor”, cuenta el presidente de la asociación comercial Corazón de Alicante, Vicente Armengol. Y es que tres años de caídas de ventas, estrangulamiento del crédito y alquileres no adecuados a la nueva realidad quizás sean demasiados. Esquivar el cierre postvacacional se ha convertido en un acto de coraje en una capital en la que solo en su arteria más comercial, Maisonnave, se ha reducido el volumen de negocio en un 30%. Las víctimas son comercios pequeños, unos 50 en el centro de Alicante en lo que va de crisis. “Y van cayendo buques insignia. Es triste. Vamos quedando menos”, lamenta Armengol. “Casi la mitad de los que han cerrado son comercios con más de 15 años de antigüedad, poderosos, de calidad y tradición”, matiza.

Alicante es buen ejemplo de la situación actual que vive el comercio valenciano, que concentra en sus tres capitales más de una cuarta parte de sus locales y de la superficie de venta de un sector que agrupa algo más del 12% del PIB autonómico. Han desaparecido pequeños emporios de tiendas con medio siglo de vida, como el de Julio El Madrileño, que de seis comercios ha pasado a tener uno; papelerías de corte exquisito como Patracol en calle Castaños; perfumerías como la Ciudad de Roma, Amaya Joyeros, La Filipina, etc.

A nivel autonómico, los negocios de equipamiento del hogar están siendo los más afectados. Lo prueba el cierre en Alicante de García Pascual, negocio dedicado al interiorismo durante 80 años y todo un referente provincial de un sector en el que se han cerrado 1.522 establecimientos en toda la Comunidad. “Sobrevivimos porque tenemos alquiler de renta antigua, apenas hay beneficio”, cuenta Verónica Gomis, dependienta de la tienda de ropa del hogar Comercial Mascarell, en pleno centro.

Y no solo desaparecen los comercios de toda la vida. Los nuevos tienen una media de dos o tres años de existencia. A no más de 20 metros de Comercial Mascarell, Martina Blue, una tienda abierta el pasado noviembre con calzado alicantino que apuesta por el Made in Spain diseñado en Elche ya está liquidando su producto: “La tienda no da ni para el alquiler”, lamenta su dependienta Lola Moreno. “Desde que hemos puesto el cartel de liquidación y se traspasa vendemos algo más”, cuenta con un atisbo de esperanza. “Habrá que esperar hasta agosto cómo va la cosa”. Y ver si las vacaciones del negocio no acaban siendo perpetuas.

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