Sebastià Alzamora narra la amistad entre Espriu y Rosselló-Pòrcel
"Soy de los que especulan con que la muerte del amigo llevó a Espriu a la poesía”, dice el autor de 'Dos amics de vint anys'
Dos jóvenes brillantes, una amistad que parecía inquebrantable. Una muerte temprana. Salvador Espriu era burgués, introvertido, sarcástico. Bartomeu Rosselló-Pòrcel, de origen humilde, era exaltado, un punto insolente. Ambos, opuestos, forjaron una relación de conversaciones inacabables y admiración desde que se cruzaron en 1930 en la universidad. La celebración del año Espriu y el más discreto centenario de Rosselló-Pòrcel enmarcan la aparición de la novela de Sebastià Alzamora, Dos amics de vint anys (Proa).
La “nouvelle”, como le gusta llamarla al autor mallorquín, retrata el viaje de 1933 promovido por la República, en el que navegan a bordo del crucero Ciudad de Cádiz los dos amigos junto a intelectuales como Julián Marías y Guillem Díaz-Plaja y otras dos chicas a los que les unía un adolescente flirteo: Amalia Tineo y Mercè Muntanyola. El libro no es un texto biográfico, sino “una celebración de la juventud, de la amistad, del gozo de vivir y de la literatura como placer y explosión vital”, matiza Alzamora.
Pero ese resplandor contrasta con el lento languidecer de la relación. A la desigual batalla por la atención de Muntanyola se le sumó un distanciamiento ideológico. El punto de ruptura: noviembre de 1933, en la asamblea de la Asociación Profesional de Estudiantes. Espriu, más alejado de la política, y Roselló-Pòrcel, comunista que irá radicalizándose, se enfrentan. Se separan.
En 1938, Rosselló-Pòrcel, con 24 años, fallecerá de tuberculosis, solo. Espriu, que velará su cuerpo, no se perdonará no haberlo acompañado en su final. En contra de lo que le aconsejó el mallorquín, Espriu cultivará desde entonces el verso. ¿Un homenaje? “Soy de los que especulan con que la muerte del amigo llevó a Espriu a la poesía”, dice Alzamora.
La figura de su amigo marcará la obra posterior de Espriu: le responde en sus versos, le cita. Hasta le dedicará su discurso de entrada a la Acadèmia de les Bones Lletres, el 6 de diciembre de 1984, dos meses antes de su muerte. El autor de Dos amics de vint anys explica que “es uno de los pocos momentos en los que Espriu se permite ser emotivo”.
Alzamora, que triunfa fuera de España con su anterior obra, Crim de sang, quería escribir sobre Rosselló-Pòrcel. Se lo debía: fue quien le ató a la literatura con su poema A mallorca, durant la guerra civil, del libro Imitació del foc, que el poeta dedicó a Espriu: “Tota la meva vida es lliga a tu, /com en la nit les flames a la fosca”.
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