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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Harto ya de estar harto

Esta es la fantástica propuesta de los hijos de la gran ruta que nos indican el camino de irás pero no volverás

Sé que la actualidad de esta noche de San Juan de 2013 está en la apertura de las hostilidades (o hostialidades) entre el Molt Honorable y el ínclito, avezado y cínico Rafa Blasco. Mejores plumas que la de un servidor se ocuparán de ello y me liberan de este modo de cualquier compromiso. Yo prefiero refugiarme en una antigua y bella canción de Juan Manuel Serrat y utilizarla terapéuticamente (consciente de la inutilidad e intrascendencia cósmica del acto) para restañar las heridas que van dejando en mi alma la acumulación de tanta miseria moral y barbarie intelectual por no hablar del carácter pusilánime y acomodaticio de muchas de las iniciativas de la “alternativa”.

Al igual que hace pocos días un supuesto historiador negaba en El Gato al Agua que Milán Astray hubiera "animado" a sus tropas a violar a las mujeres del bando republicano (gracias a Dios y al Intermedio tenemos el No-Do), quizá alguna alma bendita se extrañe de mi sacrosanto hartazgo. No hay peor ciego que el que no quiere ver y los poderes de Santa Lucía son siempre inferiores a la virgen del Rocío de Fátima Báñez. Los despropósitos crecen inexorablemente día tras día y tienden a una exponencialidad obscena.

De entrada, el pasado 23 de junio se alinearon los planetas e hicieron coincidir el jugoso estallido del affaire Blasco con graves disensiones en el seno de la troika (inefable organismo creado en 2010 por el FMI, el BCE y la Comisión Europea) que andan a la greña tirándose las culpas del evidente fracaso de la estrategia suicida de la austeridad. Digan lo que digan los sabios mamelucos de tan sospechoso organismo, recortar en tiempos de crisis es una versión beta de Amar en Tiempos Revueltos, o sea, un bodrio. Reducir salarios y pensiones, dejar escuálida la inversión pública en infraestructuras, reducir los recursos dedicados a investigación (¿qué y a quien exportaremos?) es aquí y en Roma contraproducente porque aboca a la recesión y a la imposibilidad de pagar la deuda o de reducir la estratosférica tasa de paro a la que la palabrería esotérica de los "nuevos emprendedores" le hace cosquillas.

La misma consigna de austeridad sirve para desmantelar el escaso margen de bienestar social conseguido en sanidad o en educación y para "adelgazar" el sector público, todo ello, por supuesto, acompañado de la "externalización" de servicios que es como se llama ahora a la privatización y al cuidado de estómagos agradecidos. No me extraña que todas las previsiones apunten a un crecimiento sostenido de los seguros privados de enfermedad o de los planes de pensiones "complementarios". Merienda de Negros.

Esta es la fantástica propuesta de los hijos de la gran ruta que nos indican el camino de irás pero no volverás sin que les sonroje lo más mínimo reconocer que las grandes empresas evaden miles de millones de euros a ex-puertas al tiempo que se prestan educadamente a ser convocados por el Rey o Rajoy para "aconsejar" sobre la salida de la crisis. Eso sí, sin que nadie explique por qué no llega el crédito de nuestros corruptos banqueros a las PYME ni porqué su coste -si llegara o llegase - es el doble que la media de la UE.

De la austeridad a la barbarie intelectual para satisfacer las ansias de poder (el dominio de las mentes) de una Iglesia católica retrógrada que ya hace años inició una ofensiva para frenar los tímidos avances del laicismo y recuperar los tiempos dorados del catolicismo franquista. Con la ayuda encomiable de Wert y Gallardón se elimina la Educación para la Ciudadanía, se facilita la vertiginosa expansión de las universidades católicas, se favorece la enseñanza privada y concertada, se opta por una falsa "excelencia" a costa de la igualdad de oportunidades, se recortan las becas, se "reformula" la Ley del aborto, se aseguran mayorías conservadoras en la cúpula del poder judicial, se obstaculiza cualquier reivindicación de la memoria histórica...

¿Hay o no motivos para estar hartos? Encima, si cambiamos el objetivo de la cámara y nos desplazamos a nuestro ámbito regional y local, todo son peoras. Desmantelamos los Institutos de Investigación y aplicamos un régimen alimenticio severo a las Universidades y nadie sabe ni explica a que supuesto modelo económico aspiramos. Nos superamos a nosotros mismos para superar los 29.000 millones de deuda con un incremento anual del 35´9%. La deuda ya supone el 29% de nuestro PIB. ¡¡¡Bravo!!! Claro que la culpa la tiene el injusto sistema de financiación y no el despilfarro a manos llenas que "sólo " explica un 20% de déficit. Un injusto sistema del cual, por supuesto, no son responsables los honrados políticos del PP aunque lleven gobernando aquí desde 1995 y hayan gobernado en Madrid más de 10 años. No se habían dado cuenta hasta antes de ayer. Además, Ximo Puig ya ha nombrado el enésimo comité de sabios para ver que hacemos. Podemos dormir tranquilos.

Un banquillo -el del partido gobernante- lleno de imputados sin que nadie dimita ni dé explicaciones. Un partido gobernante que tiene la desfachatez de reclamar el origen "íbero" del valenciano e intenta prohibir el uso del término País Valenciano. Una alcaldesa que vende obsesiva y compulsivamente la Marina Real (como supuesto hub tecnológico), a quien quiera comprarlo cuando a escasos cientos de metros prosigue su política de tierra quemada y expolio en El Cabanyal que a este paso se hermanará con Líbano, Alepo o Damasco.

¿La alternativa? Muy bien gracias. Ofreciendo pactos de estado legitimadores del desastre, sumándose al reclamo de una mejor financiación sin poner los puntos encima de las íes, guardando silencios incomprensibles en la reforma de la administración, asistiendo (y cobrando dietas) a cadáveres institucionales. Demasiados intereses creados. Creen que las uvas están maduras y esperan ser alternativa sin habérselo currado y sin ofrecer a la ciudadanía propuestas de reformas estructurales y salidas de la crisis que despejen el horizonte y distribuyan de forma más justa los costes. Ojalá los versos de Alberti (Se equivocó la paloma, se equivocaba. Por ir al norte fue al sur, creyó que el trigo era el agua) no sean un augurio. Feliz digestión.

 

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