“Mangouras es un eslabón de la avaricia organizada”, dice el abogado del Estado
"Esta no es una historia de héroes y villanos sino de empresas que quieren maximizar su beneficio"
El Estado español camina en el juicio del Prestige como sobre una caja con huevos. Es a la vez acusador y acusado. Y esa doble condición le lleva a veces a contradicciones sorprendentes como reconocer, al modo que hizo ayer su abogado, Javier Suárez, en su alegato final, el escaso rigor de parte de las declaraciones de testigos clave para sus pretensiones, como el excapitán del petrolero o el que fue director de la armadora con sede en Atenas. O también que resultó “meritorio” que el capitán, Apostolos Mangouras, principal acusado en este macrojuicio, junto a otros dos oficiales, se quedará a bordo del petrolero tras su accidente. “No es una historia de villanos y héroes, sino de empresas que quieren maximizar sus beneficios y desarrollarse a través de la avaricia organizada”, acusó.
El abogado del Estado abrazó la tesis de la fiscalía de apuntar, cargando las culpas penales en el anciano capitán, hacia la única sociedad solvente del entramado empresarial del Prestige que la justicia española logró llevar a juicio, su aseguradora londinense, para intentar que pague, al menos en parte, la multimillonaria factura de la catástrofe. Fallida la costosa demanda que España planteó en Nueva York contra ABS, la clasificadora que dio los permisos al viejo petrolero —“el peor barco para llevar el peor fuel”, dijo Suárez— al Estado tampoco le queda otra alternativa en este macroproceso.
El representante de la Administración, que cifra en más de 700 millones su reclamación de daños, destacó que frente a quienes le acusan de hacer del capitán “un cabeza de turco” lo considera tan solo “un eslabón” aunque “importante”. Si se hubiera negado a pilotar el petrolero, como hizo su antecesor, “no se hubiera producido la tragedia”, aseveró Suárez. El Estado pide seis años de prisión por delitos contra el medio ambiente y también de desobediencia a las autoridades españolas para Mangouras, así como seis meses, por colaborador necesario, contra el jefe de máquinas, Nikolaos Argyropoulos. Y aunque el abogado del Estado dedicó tres horas a incidir en las pruebas documentales o testimoniales que, según él, avalan sus peticiones de condenas contra los marinos del Prestige, también dejó en manos del tribunal que “pondere” en la sentencia esas penas. Pero eso sí, sin apearse de su acusación de desobediencia.
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