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Los billetes acaban en Valdemingómez

Una máquina selecciona y destruye el papel moneda deteriorado Su vida media son dos años, 15 para los de 500

F. Javier Barroso
Dos operarios alimentan la máquina.
Dos operarios alimentan la máquina.Banco de España

Primero fue un horno en la plaza de Cibeles. Ahora, el sistema de recicladode billetes ya es automático. Una enorme máquina en las entrañas del Banco de España saca de la circulación los más deteriorados, que acaban en el vertedero de Valdemingómez.

Su vida media es de dos años, aunque los de cinco euros duran un año en el mejor de los casos, y los de 500 pueden llegar a los 15. El paso de mano en mano deteriora el papel, explica el subdirector de Emisión, Roberto Andrade.

Sus características también ayudan a ese desgaste. El billete está fabricado con un papel de altísima calidad 100% algodón. Es la primera de unas 25 medidas de seguridad contra falsificaciones: marca de agua con un dibujo visible al trasluz; impresión calcográfica (esa rugosidad detectable al roce); hilos de luz; hologramas; microperforaciones; propiedades magnéticas de las tintas de la numeración; hilos de seguridad insertados en el papel...

No importa el número de serie

La máquina que comprueba el estado de los billetes y dice sobre su deterioro no tiene capacidad para leer los números de serie y controlar así cuáles destruye. Simplemente los pasa al molinillo del triturado si son falsos o considera que están destrozados. ]“No es necesaria esa lectura. Cuando se imprimen billetes, se hace con numeraciones nuevas”, destaca el directivo del Banco de España Roberto Andrade.

“Al ser un papel tan poroso, permite que absorba tintes especiales contra falsificaciones, pero también otros productos, como la suciedad, que lo deterioran”, dice el directivo del Banco de España.

El simple gesto de meterlo en la cartera ya supone en la mayoría de los casos doblar el billete. A él se adhiere además toda la porquería que encuentra a su paso: desde polvo a la grasa de los dedos, pasando por otras sustancias más agresivas. El mal más letal es el agua. “El doblez y las esquinas son las partes que más sufren en un billete. Suelen romperse por ahí”, explica Andrade. Se ha propuesto fabricarlos en plástico o aplicarles una capa de barniz, pero son ideas que pueden tardar años en prosperar.

En la Eurozona circulan unos 15.000 millones de billetes; se calcula que un 10% están en España.

Los billetes regresan a las 30 sucursales del Banco de España cuando las entidades hacen un ingreso en sus respectivas cuentas en la entidad emisora. Cada día entran y salen camiones blindados de la sede de la calle de Alcalá, en el distrito de San Blas. Traen billetes usados en circulación. Ese papel moneda entra en las zonas de seguridad de la entidad, un área vetada a la mayoría de empleados y a la que nadie ajeno puede acceder. Una enorme caja fuerte. Allí se lleva la contabilidad al dedillo. En todo momento se sabe cuánto dinero hay, cuántos billetes y de que valor facial entran y salen, y cuántos se calcula que hay en circulación. Allí se preparan y empaquetan además para su almacenaje.

Una máquina de unos 20 metros de largo alimentada de continuo por dos operarios se encarga de comprobar si el billete puede seguir en circulación o no. Para ello, no examina solo su estado sino también las medidas de seguridad más secretas. Esas que se guardan celosamente y que muy pocas personas en todo el continente conocen. Si flaquea alguna esas características, denominadas de nivel tres, el billete se cataloga como falso o como deteriorado. El resultado en ambos casos es el mismo: la procesadora lo mete por un carril especial que conduce a una trituradora.

El billete tiene entonces la sentencia de muerte firmada. En fracciones de segundo, quedará reducido casi a polvo. Unos diminutos trozos de papel caen a una tolva, que es trasladada por los conductores reglamentarios al vertedero de turno. En el caso de Madrid, al de Valdemingómez.

“La máquina es tan rápida que puede leer una media de 100.000 billetes a la hora. Los controles de seguridad, que cada vez son mayores, son similares en todas las entidades homólogas al Banco de España”, concluye el subdirector de Emisión.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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