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Un mar de oportunidades

En tiempos de dificultad, la búsqueda de salidas profesionales tiene un horizonte prometedor en el entorno rural. Una feria, en su segunda edición ya, ofrece ideas a quienes eligen salir de la gran urbe

un joven salta en el embalse de Santillana.
un joven salta en el embalse de Santillana.SANTI BURGOS

Un trabajo en una multinacional. Una vivienda en pleno centro de Madrid y un descontento que no deja de crecer. Es la rutina de muchos: La estresante vida laboral de la ciudad, el exigente ciclo gasto que impone el consumismo y el exprimir oportunidades al máximo, cueste lo que cueste, sin que importe demasiado lo que se le devuelve al mundo. Lo importante es el individuo, no la sociedad. Así vivía Lucía Molet hasta hace apenas cinco años, antes de que rompiera con todo y decidiera cambiar de vida. De una gran empresa instalada en plena urbe pasó a tener un negocio autónomo y rural en el bosque de La Herrería, en el Escorial.

“Vivía prácticamente en la oficina. Me pasaba horas atrapada en atascos de camino al trabajo. No era feliz. Me faltaba algo”, recuerda esta madrileña de 30 años que recientemente se lanzó a la vida de campo con su proyecto rural Emprende Natura, una escuela para emprendedores que buscan salir de la ciudad para lograr vivir de una manera más sostenible.

Lucía camina por las calles del Escorial mientras recuerda aquellos años. Han pasado muchas cosas desde entonces: viajó a Suramérica, trabajó para lograr liquidez con la que engrasar su propio negocio, se mudó y fue madre. Además, logró poner en marcha la Feria del Emprendedor Rural, Tiempo de Emprender y Salir de la Ciudad que celebra su segunda edición este fin de semana en San Lorenzo de El Escorial. “Con un 25% de desempleo, un 50% de esta tasa entre los jóvenes, la subida del IVA, los recortes en sanidad y educación, la falta de ayudas y financiación, la vida en la ciudad se ha convertido para muchos en misión imposible”, explica Lucía, que añade que la primera edición de la feria tuvo un rotundo éxito y que se espera lo mismo este año.

Lucía Molet, de Emprende Natura, junto a su familia en El Escorial.
Lucía Molet, de Emprende Natura, junto a su familia en El Escorial.LUIS SEVILLANO

El perfil de este evento es el de urbanitas descontentos, gente joven sin trabajo, amantes de la naturaleza con formación universitaria y personas que, en general, están desencantadas con el estilo de vida actual y quieren un cambio rotundo enfocado, sobre todo, a la sostenibilidad del hombre con la naturaleza.

En la I Feria del Emprendedor Rural, Lucía conoció a Fran Winberg y a Vanessa Losada, de 42 y 34 años, una pareja de emprendedores que abandonó su vida de éxito en el mundo de la publicidad y del arte para poner en marcha su proyecto Menuda Vida, enfocado a la alimentación ecológica, gastrovegana y gourmet. “Es un negocio de consultoría, alimentación y formación cuyo objetivo es experimentar e investigar en el mundo de la cocina ecológica”, resume Vanessa, al tiempo que dice que seguramente asistirán a esta segunda feria.

La vida de esta pareja cambió hasta tal punto que dejaron Madrid para vivir en la eco-aldea de Valdepiélagos, cercana a Alcobendas, donde la energía que usan es solar, tienen su propio huerto y hasta el detergente es ecológico. Allí mismo han habilitado el espacio donde imparten sus cursos de biococina vegana. “Estábamos cansados de los ritmos y exigencias de este mundo laboral y llegó un momento en el que nuestros principios y nuestra conciencia pesaban más que el éxito o el dinero”, recuerda Fran, que reconoce que en su anterior trabajo ganaba más. “Sin embargo, ahora soy más feliz”, sentencia convencido mientras añade que hay que arriesgar para cambiar realidades. Lucía, está de acuerdo con esto. De hecho, aún va más allá, ya que afirma que el universo siempre acaba premiando a los valientes.

Un país rural

“Las oportunidades de negocio que tiene un emprendedor en el campo son muchas. Además, España es claramente un país rural. Y en estos pueblos están demandando servicios que solo existen en la ciudad”, argumenta esta experta en coaching rural.

Julia Ramos, promotora de La Agroteca.
Julia Ramos, promotora de La Agroteca.LUIS SEVILLANO

Una de esas oportunidades la encontró Carlos Bauren, de 28 años, en el adiestramiento para perros. Después de más de 10 años entrenándose para convertirse en un profesional de este sector, no solo de canes sino de cualquier tipo de animal, abrió la primera empresa dedicada al entrenamiento de animales salvajes de España: Animal Nature. “Antes de empezar con mi negocio en 2009 ya estaba interesado en la terapia asistida con perros. Son muy útiles para tratar a víctimas de violencia de género o a niños con alguna discapacidad, como el autismo”, explica en la escuela de entrenadores para canes que tiene cerca de El Escorial, una gran explanada todavía sin terminar en la que también viven una pareja de guacamayos, un tipo de ave tropical. Bauren puntualiza que el entrenamiento de animales salvajes permite cuidarlos más humanamente. “Si tienes que revisarle la boca a un león, yo te enseño a hacerlo sin tener que anestesiarlo. Es un choque muy grande para el animal”, dice.

Desde su punto de vista, la gente que acude a su empresa siente una carencia en la forma de vida que lleva en la ciudad —en Madrid hay más de 100 habitantes por kilómetro cuadrado— y buscan el contacto con el entorno rural para resolverlo.

Un dato revelador, según la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, es que el 84,5% de la superficie total española está considerada como medio rural natural y que esa extensión está habitada por menos del 15% de la población total. Esto significa que el medio rural está prácticamente despoblado, lo que conlleva, según la fundación, una desprotección del territorio y también la pérdida de cultura y tradiciones. Pero, visto positivamente, también ofrece grandes oportunidades.

Foto: atlas | Vídeo: ATLAS

Julia Ramos, otra de las emprendedoras que acudió a la feria organizada por Lucía y que pretende volver este fin de semana, se dio cuenta de que era necesario apoyar la producción nacional a través del medio rural para lograr un equilibrio entre lo social, lo medioambiental, lo cultural y lo económico. Por este motivo se embarcó en La Agroteca, un proyecto que une en un multiespacio a artesanos, productos de denominación de origen y ecológicos y abrir también un deli para comer sano y de temporada. “Siempre he sido una amante de la sostenibilidad”, asegura delante de una taza de té caliente. “Dejé mi trabajo como directora de un conocido bar de copas, el Tula, y me embarqué en un viaje que ha desembocado en esta idea”, cuenta.

Viajó a una eco-aldea en India, a otra en Escocia, fue a Nepal y a Alemania a estudiar nuevos modelos y terminó en Madrid, su lugar de nacimiento, para poner en marcha ese plan que había estado fraguando durante los últimos dos años. “Mi idea es lograr una conexión entre el campo y la ciudad y hacerlo a través de la teoría del bien común, es decir, sin pensar solo en el beneficio propio”, explica. Fran, que conoció a Julia también en el evento para emprendedores rurales, está totalmente de acuerdo con ella y critica que hoy en día el único foco de las empresas es la rentabilidad. “Es el dinero por encima de todo: de las personas, del medio ambiente. No sienten responsabilidad alguna ni con la sociedad ni con el entorno”, lamenta el cofundador de Menuda Vida.

La crisis, según estos cuatro emprendedores, ha calado más en profundidad y no solo alcanza a la economía, también a los valores, a los principios y a la conciencia. “La alimentación es cultura”, sostiene Fran, que se queja de que ya no sabemos lo que nos llevamos a la boca. Julia también se apunta a esta filosofía y declara que “lo que comemos nos devuelve a nuestras raíces”. Y añade: “Esta crisis está transformando a la sociedad. Espero que algún día dejemos de competir y empecemos, por fin, a cooperar”.

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