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Los restos hallados en el gimnasio de Aguilar son de una sola mujer

La policía tenía identificada a la mujer colombiana por antecedentes penales de poca importancia

Agentes de la Ertzaintza sacan, ayer, objetos del gimnasio de Juan Carlos Aguilar.
Agentes de la Ertzaintza sacan, ayer, objetos del gimnasio de Juan Carlos Aguilar.ALFREDO ALDAI (EFE)

Los restos humanos hallados en el gimnasio donde la Ertzaintza detuvo el pasado domingo a Juan Carlos Aguilar Gómez por torturar a una mujer hasta dejarla herida de gravedad corresponden a una sola persona. La víctima mortal del maestro shaolín, un especialista en artes marciales, es una mujer de nacionalidad colombiana. La Ertzaintza pudo identificarla este martes porque contaba con antecedentes penales de escasa importancia, según fuentes cercanas a la investigación.

La segunda mujer agredida por Aguilar, Mauren Ada Ortuya, una nigeriana de 29 años, sigue en coma en el Hospital de Basurto. A última hora de la tarde del martes sufrió un empeoramiento. Una nota difundida por el hospital explicó que su estado se había deteriorado “con respecto a la situación inicial”. En el momento del ingreso, la mujer se encontraba muy grave, después de haber sido reanimada de urgencia por los servicios médicos que se desplazaron al gimnasio donde fue encontrada atada de pies y manos, y por el cuello, y con signos de haber sido apaleada en todo el cuerpo.

Aguilar permanecía este martes todavía en dependencias policiales, donde mostró encontrarse “muy confundido”. En el momento de la detención no opuso resistencia y se dejó conducir con la cara cubierta por una camiseta al vehículo de la patrulla que le trasladó a la comisaría. En sus declaraciones posteriores dijo que “cree” que el pasado 31 de mayo mató a una mujer. La policía asegura que su intención con Ada era también torturarla hasta la muerte.

Los investigadores calculan que el asesinato de la colombiana pudo haberse producido el 25 de mayo. La identificación de esta víctima colombiana gracias a sus antecedentes policiales ha permitido acortar sensiblemente esta parte de la investigación. Los máximos responsables de la Ertzaintza pidieron el pasado lunes “tiempo para trabajar” en una tarea que preveían larga, por la complejidad de los informes forenses a realizar.

El detenido es un hombre vinculado desde hace años a la cultura oriental, especialista en artes marciales que ha alardeado en programas de televisión y entrevistas de ser el primer occidental en ser ordenado monje shaolín en China, no cuenta con antecedentes policiales por delitos similares. La policía cree que actuó en solitario.

El hallazgo de bolsas de basura con restos orgánicos, entre los que se han encontrado vertebras y trozos de extremidades, en el gimnasio donde Aguilar había llevado a la fuerza a su víctima apuntaba a la posibilidad de que se tratará de un asesino con varias víctimas a sus espaldas. En un principio los policías trabajaron con la hipótesis de que hubiera restos de dos personas, aunque con serias dudas sobre la existencia de la segunda.

El descubrimiento de que las bolsas de basura halladas en el gimnasio contenían restos orgánicos provocó un importante despliegue policial en torno al establecimiento del agresor, en la calle de Máximo Aguirre, y su domicilio, que estuvieron acordonados por la policía y vigilados por las cámaras de televisión a lo largo del pasado lunes.

La búsqueda de indicios de otros asesinatos comenzó el mismo domingo, incluso en los contenedores de basuras cercanos, y continuó hasta este martes en el gimnasio, donde recientemente se habían llevado a cabo obras de reforma, y en la ría de Bilbao.

Buzos de la Ertzaintza, apoyados por una embarcación, mantuvieron el rastreo del cauce hasta última hora de la mañana a la altura del barrio de Deusto, donde sospechaba que podría haber arrojado más restos orgánicos de sus posibles víctimas.

A la Ertzaintza no le han llegado en las últimas semanas denuncias sobre personas desaparecidas, lo que dificultaba las investigaciones sobre el número y la identidad de las posibles víctimas. El perfil de la mujer nigeriana agredida por el maestro shaolín, una prostituta nigeriana afincada en España desde hace unos tres años, señalaba hacia la posibilidad de que Aguilar elegiría a las mujeres entre colectivos de emigrantes o personas poco arraigadas, que desaparecen sin dejar rastro y no son reclamadas por sus allegados.

La asociación de ayuda a las prostitutas Askabide, con implantación en las zonas de Bilbao donde trabajan mujeres extranjeras, criticó que la violencia de Aguilar se cebara en las personas más vulnerables. En Askabide no les consta la desaparición de ninguna mujer que pueda responder al perfil de la colombiana identificada como víctima de Aguilar. “Por su forma de vida no es extraño que desaparezcan temporalmente o se trasladen a trabajar a otro lugar y se pierda el contacto con ellas”, explicó un asociado.

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