Aquellos días de mayo
Se llamó 15-M y prendió hace dos años cuando millones de personas decidieron interponer la última barricada al capitalismo de la especulación y el desastre
¿Ocurrió de verdad? ¿Es cierto que miles de valencianos de varias edades y clases sociales tomaron la plaza del Ayuntamiento durante semanas y proclamaron con dignidad su resistencia al capital financiero y a sus gobiernos? ¿Fue real que en las asambleas germinaron mil ideas para mejorar el mundo, éste y los que vendrán? ¿Fue un espejismo que se cambió el nombre a la plaza y hubo guarderías, libros, estampaciones, comidas, apoyo mutuo, debate, donaciones, comunicados, músicas, amor y noches? ¿Es invención que Hessel saludó las revueltas, Patino las filmó y Sampedró las santificó? ¿Fue un sueño que con Sol y Catalunya el globo se convirtió en una geografía de acampadas incluyendo el propio vientre de la ballena, Wall Street, y que el cuño de la Spanish Revolution fue visto en la plaza Syntagma de Atenas, bajo la cúpula de San Pablo en Londres y en el centro de Tahir en El Cairo?
Sí, todo esto fue cierto. Se llamó 15-M y prendió hace dos años por estos días cuando millones de personas decidieron interponer la última barricada al capitalismo de la especulación y el desastre. "No somos mercancía en manos de políticos y banqueros". Un grito de rebeldía y supervivencia ante la voracidad de los mercados y la complacencia de los gobiernos. ¿Qué fue de todo aquello? ¿Sirvió para algo? ¿Sólo han pasado dos años o… ya han pasado dos años?
Tras una tumultuosa asamblea en la plaza, el 28 de mayo de 2011, anoté en mi agenda lo que parecía ser la esencia de aquellos días: 1) Reforma de la Ley Electoral. 2) Fuera corruptos de las listas. 3) Dación en Pago para las Hipotecas. 4) Modificación de la Constitución para facilitar las iniciativas legislativas populares.
En la reforma de la ley electoral, no ha habido avances. El partido popular, ni pío. El partido socialista vuelve a prometer que la acometerá, pero ya lo prometió otras veces y nunca lo cumplió. En su lugar, la opinión pública está poniendo a cada uno en su sitio con una tendencia que rompe claramente el bipartidismo en España, en beneficio de opciones como Esquerra Unida, UPy D o Compromís, en el País Valencià.
Contra la corrupción, el PP prepara una ley de trasparencia en la que nadie cree vista la gestión que el propio partido está haciendo de su forúnculo Bárcenas. En su lugar, los jueces han ido también poniendo poco a poco a cada uno en su sitio. Sin la protesta y la furia del 15-M, la impunidad habría sido mayor.
Nadie duda de la legitimidad conseguida en estos dos años por la Plataforma de los Afectados por las Hipotecas, de la universalidad de su lucha y las simpatías y apoyos que concita. Su recogida de millón y medio de firmas en forma de Iniciativa Legislativa Popular es un hito. El PP utilizó su mayoría para desactivarla. Pero, con o sin ley, la dación en pago, el stop a los deshaucios y los alquileres sociales van abriéndose paso, como hijos aventajados del 15-M y las PAH.
Son también 15-M las mareas educativas y sanitarias que no se resignan a los ajustes (los recortes matan), las cooperativas que abaratan los productos en los huertos, los comedores sociales, el voluntariado que atiende a los parados, la imaginación de los maestros contra el taper, el reciclaje de libros de texto usados, los happenings contra la banca, los escraches…pero, entre luces y sombras, deseos y frustraciones, es sobre todo 15-M una pequeña lección que ya se trasmite entre las víctimas de la crisis como un virus esperanzador: es posible decir NO y no sentir miedo por ello. Eso es también 15-M y solo han pasado dos años.
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