La semana por delante
Destacamos a Alberto San Juan, fichado por el Alfil, las joyas de Documenta Madrid y Lana del Rey
teatro
El fenómeno San Juan
Es curioso que un actor, autor y director, Alberto San Juan, se haya convertido en una auténtica compañía de repertorio; eso sí, formada por un único miembro, pero con un puñado de espectáculos muy diversos y, también curiosamente, todos buenos.
Tras pasearse con Autorretrato de un joven capitalista español por alguna sala alternativa, le han fichado en el Teatro Alfil, ya que la obra está impregnada de humor (sello de la casa), quizá negro, donde hace un repaso certero y lúcido por las contradicciones de la sociedad “injusta hasta la crueldad” que vivimos. Empieza por las contradicciones propias, autoinculpándose como capitalista prototipo que le gustaría que la sociedad cambiase, pero que no está dispuesto a perder en el intento aquello que ha logrado acumular. Dice hablar muy en serio. Lo cierto es que lo hace de manera inteligente y, mientras, arranca carcajadas que emergen de nuestras miserias.— ROSANA TORRES
clásica
Melancolía, gloria y amor en una noche
Una de las grandes bondades de una programación eficiente y pensada es la posibilidad de vivir tremendas emociones que van de las lágrimas a la sonrisa en una sola noche. La Orquesta de Cámara de Basilea llega este miércoles al Auditorio Nacional y trae un repertorio que pasa del amor a la congoja pasando por una alegría exultante.
Comienza la velada con el Idilio de Sigfrido de Wagner: tremenda música, soberbia orquestación, de la delicadeza al sonido empastado de los tutti. Para continuar, una invitada de excepción se subirá a las tablas: la pianista María João Pires. La portuguesa, excéntrica a veces, intimista siempre, interpreta a Chopin con un gusto personalísimo. Cierra la noche una partitura de esas que viven en nuestras conciencias con fuerza, y vuelven a resurgir en cuanto los violines comienzan a mover los arcos. La Sinfonía nº 41, apodada Júpiter, es un festival de emociones en el que Mozart nos brinda la posibilidad de revivir todos nuestros recuerdos en solo un rato.— MIGUEL PÉREZ MARTÍN
cine
El final de los años terribles
Entre las joyas que ofrece Documenta Madrid 13 estos días, una retrospectiva indaga en el documental durante los años de la Transición, una época rica en obras y temas. Y entre esas joyas, aparece reluciente Queridísimos verdugos (proyección en la Filmoteca el martes a las 19.50), en la que en 1973 Basilio Martín Patino dio voz a tres de los últimos ajusticiadores legales, un trío que habla ante la cámara de una actividad (ser verdugo) casi clandestina que el franquismo había escondido debajo de la alfombra de la represión. Como era previsible, la censura (que ya cortó el vuelo de Canciones para después de una guerra) no dejó que Martín Patino estrenara el filme hasta 1977. Dio igual: el talento supera años de oscuridad.— GREGORIO BELINCHÓN
pop
Una diva para el siglo sin ‘glamour’
Apareció como una exhalación el verano de 2011. Unos vídeos colgados en Internet que eran demasiado amateurs para ser caseros; como su intérprete, Lana del Rey, una recreación de las divas del Hollywood de los cincuenta con hechuras de hoy. Una belleza veinteañera que parecía esculpida en el quirófano. Un Frankenstein sonoro, dijo alguien de sus canciones, atractivas revisiones de las torch songs, collages con un pie en Lynch y otro en Britney Spears.
El siguiente enero todavía no sabíamos muy bien quién era y ya tenía disco, Born to die, y era una estrella. Su éxito se ha enfriado desde entonces y el secreto se ha desvelado. Lana del Rey, alter ego de la neoyorquina Elizabeth Grant, actúa en La Riviera de Madrid el próximo jueves.— IÑIGO LÓPEZ PALACIOS
arte
Los países de Pedro G. Romero
Fotografías en las que el negro pesa sobre el blanco, tomadas en Hernani y Tolosa, le sirven a Pedro G. Romero (Aracena, Huelva; 1964) para hablar de Los Países, una obra de investigación que empezó en 2008 y que pronto mostrará al completo en el Museo de San Telmo de San Sebastián. Mientras, una selección de imágenes y textos se pueden ver en la galería Casa sin Fin, en Doctor Fourquet, 11.
En realidad, Los países es una prolongación de su gran obra, Archivo F. X., un proyecto dedicado a investigar sobre la violencia en el que invirtió más de diez años y en que también reflexionaba sobre las vanguardias artísticas y sus lenguajes como proceso de destrucción.
Las vistas de Hernani y Tolosa le sirven para mostrar unos paisajes perturbados por la suciedad contaminante de las papeleras, una actividad industrial punto de encuentro entre ambas poblaciones. Esta peculiar historia visual de la violencia social y ambiental se muestra junto a escritos que hablan de Thomas Bernhard, el terrorismo, los grafitis, la gastronomía o la implacable crueldad de Leni Riefenstahl.— ÁNGELES GARCÍA
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