Los socialistas de Alicante se enzarzan en otra pelea interna
La deuda de 175.000 euros y la caída de militancia marcan el debate Gabriel Echávarri pidió un partido “fuerte y unido” en su primera asamblea
La deuda y la caída de la militancia socialista fueron los dos factores que este sábado sirvieron al PSPV de Alicante para escenificar justamente lo que el resto de las agrupaciones socialistas les pidieron que no hicieran en la primera asamblea de la nueva ejecutiva: la desunión.
Ante no más de 200 personas, una cuarta parte de la militancia, y tras ocho meses como secretario general, Gabriel Echávarri pidió un partido “fuerte y unido, que plante cara al PP”. Quizás porque sabía que iba a ocurrir lo contrario, se pidió a la prensa que abandonara la sala tras el discurso del secretario “para que la gente se exprese libremente”, cosa que ocurrió.
Lo primero que aconteció fue un cruce de reproches entre el sector representado por Gabriel Moreno, edil alicantino y exrival de Echávarri por la secretaria general, y el sector que aupó a éste al poder y que históricamente lidera Ángel Franco.
Si bien Echávarri asumió la deuda de 175.000 euros que tiene la agrupación, hubo reproches de parte de la militancia hacia Moreno por la campaña electoral de 2011 cuando era secretario de organización en la que se gastaron hasta 130.000 euros. Moreno definió la campaña municipal como “la más austera del partido”, lo que produjo risas en el sector contrario y casi llevó a las manos a dos militantes que llegaron a agarrarse de la pechera, uno de ellos sacado fuera de la sala para tranquilizarse.
Moreno acusó a Echávarri del “desmantelamiento y el sometimiento del grupo municipal” en el Ayuntamiento, que tiene a los socialistas “rozando grados de patetismo”. Apuntó también a las “estrechas relaciones de un destacado militante y un empresario”, en referencia a las conversaciones aparecidas en las escuchas del caso Brugal entre Ángel Franco y Enrique Ortiz, empresario imputado en la causa.
Al final de la asamblea, Echávarri reconoció que existe un cierto enquistamiento de la enemistad entre los dos sectores del partido. Fiel a su discurso constructivo de estos meses, concluyó: “Se ha hablado de la herida. Es la primera vez que nos juntamos en asamblea y era el lugar donde tenía que hablarse. Lo veo positivo. De 30 intervenciones, solo siete fueron de crítica interna”.
La otra voz crítica vino por el lado de Carmen Sánchez Brufal —ex edil que en 2011 renunció a su acta “harta de los navajazos de los Franco, los Moreno, los Valenzuela”—, quien señaló que “la misión básica debe ser recuperar la confianza”. Sánchez Brufal pidió ser claros en la lucha contra la corrupción ya que “gente de la calle nos atribuye cierta complicidad con lo ocurrido en la CAM o en la gestión de la ciudad”.
Las quejas sobre la bajada de militantes estuvieron presentes en menor medida. Desde que Echávarri asumió el mando, el partido ha sufrido 140 bajas, pese a lo cual sigue siendo la mayor agrupación socialista de la provincia. Hace cinco años eran 1680 afiliados, hoy son 840.
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