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El juez da carpetazo a la reapertura del ‘caso Marta’ y critica a la policía

El magistrado considera que no hay pruebas contra el hermano de Miguel Carcaño

Javier Martín-Arroyo
Francisco Javier Delgado sale de los juzgados de Sevilla tras una sesión del juicio tras el que condenaron a Carcaño.
Francisco Javier Delgado sale de los juzgados de Sevilla tras una sesión del juicio tras el que condenaron a Carcaño.Alejandro Ruesga

“Existe una clara extralimitación de la Policía Judicial (…) Cuestiona el propio trabajo de investigación que realizó durante años (…) sin ningún rigor (...) Era improcedente volver a interrogar policialmente a un penado sobre hechos por los que ya fue juzgado y sentenciado”. El juez instructor del caso Marta, que investigó la desaparición en 2009 de la joven sevillana Marta del Castillo, ha censurado con gran dureza a la policía por haber provocado la reapertura de un asunto cerrado por el Tribunal Supremo en sentencia firme. Y es que este caso parece condenado a la polémica desde que el cadáver de la chica nunca pudo ser hallado.

El asesino Miguel Carcaño, condenado a 21 años de prisión, relató a la policía su enésima versión del crimen el pasado invierno desde la cárcel. La policía le tomó declaración en virtud de la pieza separada aún abierta para hallar el cuerpo de Marta. Y los agentes le dieron crédito a la nueva narración de Carcaño y enviaron un atestado policial al juez. Como Carcaño acusaba del asesinato a su hermano Javier Delgado, el instructor tuvo que tomarle declaración como imputado por homicidio para cerciorarse de que rechazaba la acusación.

Tras una agitada semana con las declaraciones de ambos hermanos en el juzgado, ayer el magistrado Francisco Molina dictó un auto en el que archiva la imputación de Delgado, desacredita a Carcaño y sus incontables mentiras, pero sobre todo critica a la policía por haberle tomado declaración a sus espaldas en la cárcel y otorgarle verosimilitud a unos débiles indicios.

El juez censura a la policía con gruesas palabras por no poner en cuarentena las palabras de Carcaño, dados los antecedentes y sus siete versiones. El asesino fue condenado por un delito contra la integridad moral de sus familiares. Es decir, por haber mentido y prolongar de manera innecesaria el dolor de los padres de la chica, ya que cada vez que daba una nueva narración, estos recuperaban la esperanza de encontrar el cuerpo de su hija y darle sepultura. Y a pesar de ello, la policía le dio credibilidad a su relato sin que antes les guiara hasta un punto concreto donde hallar el cadáver. “Reincide con ello en la misma conducta que mereció aquella condena (...) facilitando, en suma, que nuevamente asistamos a la crueldad de sus cambiantes versiones sobre el paradero del cuerpo”, resalta el auto.

El juez subraya la “mente manipuladora” de Carcaño, al que los forenses definieron como “egocéntrico” y del que descartaron que sufriera enfermedades mentales. “Desde una conducta de extrema crueldad ha sido capaz de mentir tantas veces, facilitando a su antojo versiones tan distintas (...) La incredibilidad subjetiva de Miguel Carcaño es notoria y grosera”, concluye el magistrado. Este se detiene en subrayar cinco razones por las que la última versión del crimen es increíble: Carcaño describe “una verdadera paliza”, pero pocas horas después varios testigos le vieron, sin advertir que presentara heridas; su hermano habría matado a Marta solo por el hecho de interponerse en la pelea que mantuvieron los hermanos; con el cuerpo aún en la casa, Carcaño abrió la puerta sin preguntar quién era y sin cerciorarse de cerrar la puerta; y por último, el cadáver fue sacado de la casa en una silla de ruedas con la cabeza descubierta cuando debía estar sangrante y luego la sentaron en el asiento trasero a la vista.

Además, el juez destaca que Carcaño tiene un “resentimiento y enemistad hacia su hermano”, contra el que no hay pruebas para imputarle el asesinato.

Durante la investigación policial y posterior instrucción judicial, el papel de la policía estuvo en entredicho. Fue debido a una mezcla de imprecisiones, filtraciones indebidas en los medios, opiniones amplificadas de la familia de la joven y anuncios de éxitos policiales con rastros de ADN sin consecuencias posteriores en la sentencia, que solo señaló a Carcaño y dejó tres supuestos encubridores en libertad sin cargos.

Durante el último año la policía ha intentado cerrar esta investigación inconclusa que debía hallar los restos del cadáver, para darle carpetazo. Y los agentes se trabajaron a Carcaño con visitas a la cárcel. Sin embargo, la toma de declaración careció de rigor según el juez.

Después de este duro varapalo judicial, el papel de la policía está de nuevo en tela de juicio, esta vez por parte del juez, que tanto ha alabado su investigación. Fuentes policiales definieron el auto como “intimidatorio y ofensivo”. A pesar de admitir que la declaración pudo “no haber sido conveniente” por el momento que atravesaba la investigación, estas fuentes defendieron que tras el mandato de hallar el cuerpo, debían agotar todas las vías. “No puedes encontrar un cuerpo por arte de magia”, alegaron. “La policía solo ha intentado llegar a la verdad. Debemos buscar y preguntarle a quien te puede dar pistas. Ahora no podemos arriesgarnos a otra reacción del juez como esta”.

Lo cierto es que la frustrada reapertura del caso Marta limita la búsqueda del cadáver después de un esfuerzo policial ingente. Todo queda pendiente de la voluntad de Carcaño.

Los agentes aseguran que continuarán con la búsqueda

A pesar de las reservas policiales sobre la continuidad de la búsqueda del cadáver de Marta, la versión oficial del Cuerpo es que esta no cesará hasta que los restos del cuerpo aparezcan. El director general de la policía, Ignacio Cosidó, avanzó ayer con buenas palabras que la voluntad de la policía es no dar por cerrado ningún caso “hasta su completa resolución”. Otra cosa es la intensidad de las pesquisas del Grupo de Menores de la policía a partir de ahora. “Se generó una enorme alarma social y una gran conmoción (...) En este tipo de investigaciones, cuantos menos detalles se den, mejor”, recordó Cosidó.

Mientras, la delegada del Gobierno en Andalucía, Carmen Crespo, incidió en el compromiso de “no abandonar las investigaciones para localizar el cuerpo”. Crespo insistió en el compromiso del Ejecutivo central “con la familia y con la sociedad andaluza y española (...) Se buscará si los investigadores ven indicios”, afirmó sin entrar a valorar el duro auto del juez del caso, Francisco Molina de Asís.

En 2011 la policía halló los cadáveres de una mujer y un niño en una huerta de Almonaster la Real (Huelva) 18 años después de que el caso fuera cerrado sin una resolución certera. Ayer fuentes policiales recordaron que el tesón a veces es recompensado, a pesar de las dificultades de un caso tan enrevesado como el de Marta del Castillo.

Por su parte, el abuelo de la joven, José Antonio Casanueva, criticó el archivo de la imputación de Delgado y dijo que esperaba “este nuevo varapalo judicial”, a pesar de que la decisión opuesta habría supuesto poner en duda los hechos juzgados y una ulterior exculpación de Carcaño por asesinato. Esta semana los abogados de la familia han dejado la defensa por “diferencias de criterio” con los padres de la menor. Ninguno de los presentes en la última declaración judicial de Carcaño le otorgó credibilidad por sus debilidades y nulas respuestas ante las preguntas de los abogados. Ni el juez ni el fiscal preguntaron a Carcaño sobre la implicación de Delgado, ya que un tribunal ya le había absuelto.Fuentes del caso censuraban las posibles soluciones tras el escenario generado: “¿Dónde empezamos la búsqueda sin indicios sólidos? ¿En el parque María Luisa? ¿En Bormujos?”.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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