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La ciudad según un ‘adultescente’

El actor y presentador, que pasa gran parte de la semana fuera para grabar ‘Lo sabe no lo sabe’, se relaja rebuscando en los paraísos del Peter Pan moderno: tiendas de discos y cómics

Victoria Torres Benayas
Reflejo del humorista en el cristal de la terraza de la octava planta del edificio de la cadena SER.
Reflejo del humorista en el cristal de la terraza de la octava planta del edificio de la cadena SER.SAMUEL SÁNCHEZ

1. Templo de Debod. La luz de la tarde aquí es espectacular, aunque también me gusta mucho ir a correr por las mañanas, cuando puedo. Es un lugar muy extraño, ahí plantado a lo Stargate, no tiene ningún sentido esto en el centro de Madrid y precisamente por eso es tan bonito. Entré una vez y dije ¿ya?, si lo llego a saber no lo hago, hay cosas que es mejor no saberlas, hay sitios que están mejor solo en tu cabeza (Paseo del Pintor Rosales, 2).

2. Plaza de San Ildefonso. Le tengo mucho cariño porque fue el primer sitio donde viví cuando me mudé hace ocho años, mis primeros metros cuadrados de Madrid. Aquella primera mañana me levanté y, como no tenía cafetera, salí a a la calle y, sin ningún criterio, elegí al azar ir a la derecha, hacia la plaza. Encontré una panadería en la que se estaba tan agusto y se desayunaba tan bien que tardé bastante en comprar la cafetera.

3. Alfil y Fígaro. Son los teatros donde me reencontré con la madera [allí representó Animales], con la profesión que estudié en el Col·legi de Teatre de Barcelona. Prefiero hacer teatro a verlo, es sentarme en la butaca y empezar a sufrir por los actores, pienso que se van a equivocar, que se les va a caer el atrezo, que están bajando el ritmo... (Pez, 10).

4. Mercado de Barceló. Conocí el original cuando llegué, ahora lo están reformando y está lleno de carpas. Me gustan los mercados de antes, donde compran los filetitos las señoras, y me gustan también mucho las señoras, que están muy jodidas porque vienen de pasarlo muy mal y de luchar toda la vida y ahora ven cómo se desmorona el mundo. Si pudiera, iría todos los días a hacer la compra (Barceló, 6).

5. Metrópolis. Aquí es donde empecé a sentirme otra vez en casa. En Barcelona tenía una tienda de cómics a la que iba todas las semanas, Antifaz, y necesitaba una en Madrid. Y no vale una cualquiera, tiene que ser especial, tener solera. Aquí dan un trato cercano pero no agobiante y el dependiente se lo ha leído todo. Hay cómic antiguo y moderno y no han caído víctimas del manga. ¿Lo último que he comprado? Los Proyectos Manhattan.

Viviendo el ahora

Más que actor, Juanra Bonet (Barcelona, 1974) se considera "un payaso". Disfruta al máximo del éxito de Lo sabe no lo sabe y se niega por principios a plantearse el después: "Es como preguntar por la próxima novia, déjame, que estoy muy a gusto con esta. Es un error hacerse esta pregunta, nos genera mucha angustia innecesaria". Eso sí, admite que sueña con volver a hacer teatro y que le gustaría "llevar El Mundo Today a la tele".

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6. Restaurante Taberneros. Fue mi primer contacto serio con la gastronomía de la capital y el primer salmorejo real de mi vida (Santiago, 9). Luego vinieron más, como el de Emma Cocina, que está exquisito (plaza de San Miguel, 4). También frecuento La Mucca, que da de cenar tarde (plaza de Carlos Cambronero, 4).

7. Discos Melocotón. Es una de las tiendas donde me surto de rock progresivo en abundancia. La primera vez que entré no me podía creer que lo que vi, ¿pero cómo puede ser que tengan esto?. Mi último hallazgo fue un vinilo original de Caravan (Salud, 10). También soy mucho de Sun Records, donde localicé hace poco un picture disc de The Flower Kings (plaza de Santo Domingo) y de Discos Babel (Costanilla de los Ángeles, 5), donde compré un directo de Magma.

8. Estudio A3 de la octava planta de la SER. Es donde cumplo mi sueño groupie de enrollarme con mis ídolos de Mundo Today y donde sublimo mis deseos más oscuros con ellos. Yo los seguía diariamente y los busqué para ofrecerme a colaborar. Javier Coronas nos llamó y ya llevamos dos años haciendo el programa de radio, me considero más que un colaborador, soy un satélite de Kike [García] y Xavi [Puig]. Aquí paso el 50% del tiempo libre que me deja la tele (Gran Vía, 32).

9. El salón de mi casa. Es el sitio donde paso el otro 50% de mi tiempo y el único donde tengo paz garantizada, solo hay que desconectar los teléfonos. Es mi refugio adultescente [rechaza el término friki, una "palabra que está descatalogada ya”], Peter Pan vendería sus terrenos por este paraíso. Ahí me quedo, tumbado en el sofá, con una botella de vino como Dios manda [Belandrade Lurton si es blanco y si es tinto un Torroja], mi buen wifi, mis libros, mis tebeos, mis disquitos, mis figuritas de monstruos de Lovecraft, el Guitar Hero... o simplemente en silencio. Hablar todo el rato y no parar de escuchar cómo se dice tu nombre es agotador (en algún lugar de Conde Duque).

10. Estación de Atocha. Es el principio y el final de todo. Aquí llegué con mi maleta en el invierno de 2004 para el casting de Caiga quien caigay ahora también es donde empieza y acaba cada programa. Le debo todo a la máquina de vapor. Y sufro mucho con la superpoblación de tortugas, es una metáfora clarísima. Nos están diciendo: “Somos demasiados, largaos, iros de aquí” (Glorieta de Carlos V s/n).

Sobre la firma

Victoria Torres Benayas
Redactora de la sección de Madrid, también cubre la información meteorológica. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra, cursó el máster Relaciones Internacionales y los países del Sur en la UCM. En EL PAÍS desde el año 2000, donde ha pasado por portada web, última hora y redes, además de ser profesora de su escuela entre 2007 y 2014.

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