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La fábrica de tabacos de Gibraltar

La incautación de cajetillas de contrabando procedentes de la colonia crece un 40%

Tres contrabandistas saltan una verja desde Gibraltar, en noviembre de 2011.
Tres contrabandistas saltan una verja desde Gibraltar, en noviembre de 2011.Marcos Moreno

En la frontera hay alguien esperando con una libreta. Johnny, 25 cartones. Antonia, tres cartones. Andrés, ocho cartones. Es el recuento de los que van surtiendo tabaco extraído ilegalmente de Gibraltar. Cada uno se llevará tres euros de ganancia por cartón. Al final del día pueden haber ganado hasta 60 euros. La Guardia Civil y Vigilancia Aduanera lo saben. Pero admiten que no pueden evitarlo. Cada día entran y salen por aquí 35.000 personas, 12.000 turismos, 4.000 motos, ciclomotores y bicicletas y 300 camiones. Las incautaciones de tabaco han subido hasta un 40% en lo que va de año. Un aumento que se repite anualmente desde 2009 casi al mismo ritmo que en Gibraltar crece el número de cajetillas importadas. La Guardia Civil lo sabe.

Casi todo lo que entra aquí termina saliendo de contrabando. Aunque no se note, en la frontera hay dos carriles. Uno verde, el más transitado, por el que pasan aquellos que no tienen nada que declarar. La actual directiva sobre aduanas permite a los visitantes de Gibraltar llevarse por esta vía, como máximo, un cartón de tabaco al mes sin declararlo. Pero no se cumple. También hay un carril rojo, el que se usa cuando se quieren presentar los productos comprados en la colonia y pagar los aranceles. No pasa nadie. Apenas, quizás, una decena de los 12.000 vehículos diarios. Así que el carril rojo se usa de aparcamiento o de lugar de registro. No hay ni tiempo ni espacio para inspeccionar a todo el que sale de Gibraltar. Cualquier medida de control extraordinaria genera retenciones kilométricas en la verja.

En 2009 Gibraltar importó 55.200.000 cajetillas de tabaco. La mayoría procedente de Suiza, Bélgica, Luxemburgo o Grecia. Solo tres años después la cifra casi se había triplicado hasta alcanzarse los 139 millones y medio de cajetillas. En los tres primeros meses de 2013 ya han entrado 52 millones, es decir, casi lo mismo que en todo 2009. A la Guardia Civil no le salen las cuentas. Lo explicó esta semana durante unas jornadas en Cádiz el jefe de la sección de Aduanas en La Línea, Javier Holgado. “En Gibraltar viven 32.000 personas. Ponle que empiezan a fumar a los 15 años. Te salen 25.000 potenciales fumadores. Súmale los 7.000 trabajadores españoles, los 300.000 cruceristas que tienen al año y los viajeros de los cuatro aviones diarios que llegan a su aeropuerto. Todos se reparten 139 millones de cajetillas. Me falta tabaco por encontrar”, detalla. Su cálculo es que solo el 7% de ese tabaco se queda en la colonia. El resto es carne de contrabando.

Las actuaciones de la Guardia Civil o Vigilancia Aduanera se han disparado casi al mismo ritmo. En 2009 fueron incautadas 241.961 cajetillas frente a las 723.000 del año pasado. Y lo peor es que en 2013 ya se ha notado un incremento del 40% con respecto a 2012. La Agencia Tributaria calcula que por cada cartón que sale de Gibraltar deja de ganar 30 euros para el erario público. La Guardia Civil cifra en 3.228.000 euros el valor del tabaco intervenido en el último año.

Por cada cartón que sale de Gibraltar, Hacienda deja de ganar 30 euros

En los modos para extraer esos cigarrillos los agentes han visto de todo. Muchos salen a pie. Los llevan en el cuerpo adosados. Los carritos de bebé facilitan escondrijos: cosidos en la capota, camuflados en juguetes, entre los pañales o envueltos en ropa de cama. También en motos o en coches. Los cigarros se esconden en los tapacubos, en los dobles fondos, en los salpicaderos, bajo los asientos, en habitáculos construidos dentro de las matrículas y hasta con mecanismos hidráulicos en los maleteros que se accionan con mando a distancia. También salen en barcas. Usan lanchas rápidas y de escaso calado, que navegan junto a la orilla, donde saben que los barcos de la Guardia Civil no pueden acercarse. Y hasta se simulan en camiones de mudanzas o de empresas de construcción que trabajan en la colonia. “Son empresas normales, que funcionan, que hacen su trabajo en Gibraltar pero tienen este negocio paralelo”, advierte el teniente de la Guardia Civil. A eso se añade el tabaco encontrado en contenedores en puertos de Cádiz y Algeciras, los que se mueven en vehículos por carretera o los descubiertos en las llamadas guarderías, almacenes de tabaco en viviendas o naves.

A Gibraltar acuden familias enteras. Los padres, los abuelos, los hijos con sus novias. Entran temprano con sus neveras para comer en allí y cada uno regresa con un cartón. Cuando hay cambio de turno de los agentes vuelven a entrar. De esta manera pueden sacar hasta 60 o 70 cartones al día. Algunos los venden ellos mismos entre gente de confianza. Un pequeño negocio. Pero otros, lo han convertido en su forma de vida. De lunes a viernes, sin correr demasiado riesgo, pueden obtener hasta 2.500 euros mensuales.

Y cuando uno convierte una actividad ilícita en su trabajo no duda en defenderlo. Cada vez son más los que se enfrentan en la frontera a los agentes de la aduana. En 2012 hubo 67 detenidos por desacato o desobediencia. Y en 2013 ya ha habido 22 por agresiones o intentos de fuga. El último incidente fue la semana pasada cuando el conductor de una moto atropelló a un guardia civil. El dinero llama también a las mafias. Las empieza a haber en La Línea y, cada vez, más peligrosa. Son de múltiples nacionalidades y tienen a numerosos contratados entrando y saliendo de Gibraltar. Son los dueños de las libretas. Los que apuntan a los johnny, los andrés o las antonias. Y todos los cigarrillos que sacan de Gibraltar.

Cigarrillos sin precintos ni control sanitario

La tabaquera Altadis ha visto reducir considerablemente su negocio en los últimos años. Las campañas sanitarias en contra de los efectos nocivos de los cigarrillos le han quitado clientes. Pero su principal enemigo no ha sido la concienciación ciudadana; la crisis y el aumento del precio del tabaco han hecho que muchos fumadores se hayan pasado a los cigarrillos de liar o de contrabando. Mucho más económicos. El que sale de Gibraltar, generalmente ha pasado por los controles de la Unión Europea. Pero, progresivamente, está entrando más tabaco de China o Marruecos. “Los fabricantes tenemos que cumplir una serie de requisitos del Ministerio de Sanidad. Pero los falsificados añaden un mayor riesgo a la salud”, alerta Rocío Ingelmo, directora de asuntos legales de la compañía.

El negocio ilícito del tabaco puede conllevar problemas de salud pero estanqueros, Altadis y el Gobierno quieren atajarlo; sobre todo, porque supone una menor recaudación. El 77% del precio de un paquete es su carga impositiva. Si no se vende, es menos dinero que entra en los estancos, en la principal empresa de tabaco y en las arcas de la Agencia Tributaria. Quieren atajar la imagen de que los que se dedican a este comercio ilegal lo hacen ante una desesperada situación económica. “Detrás del contrabando, hay organizaciones mafiosas”, explica el delegado de la Agencia Tributaria en Cádiz, Ignacio Martínez.

En 2011 cambió la ley de contrabando, la que consideraba delito superar los 6.000 euros del valor de la mercancía incautada. El nuevo límite se fijó desde entonces en 15.000 euros. Los que se dedican a esto lo saben y evitan manejar cargas superiores a ese precio. Por eso, desde entonces, ha bajado el número de detenidos. Pero han aumentado las infracciones administrativas. La multa mínima es de 1.000 euros. Pero ni así se incrementa la recaudación ya que la mayoría de los sancionados se declaran insolventes. Lo que sí se incautan son los vehículos que son sorprendidos con mercancía ilícita. Y son tantos que ya no caben en el depósito de La Línea. La Guardia Civil ha llegado a donar bicicletas intervenidas a países del tercer mundo.

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