¿Qué leen los políticos? ¿Lee más la izquierda que la derecha?
Breve recorrido por las lecturas de los representantes públicos que se pasearon por el certamen
Hay una cierta costumbre de preguntar a los políticos por sus lecturas durante el paseíllo que realizan por la Fira del Llibre de València. Todos leen, claro. La concejal de Cultura de Valencia, Mayrén Beneyto, aseguró que estaba releyendo Llibre de les meravelles, de Estellés, en una edición que le firmó el propio poeta en 1977. “Y también a mis poetas”, añadió, en referencia a Carlos Marzal, Vicente Gallego y Francisco Brines, que colaboran con ella en el Palau de la Música.
Por cambiar un poco los usos, este diario introdujo una pregunta un tanto maniquea para animar la nublosa mañana: ¿La izquierda lee más que la derecha? Beneyto, del PP, se mostró rápida en su respuesta: “Lo cierto es que la oposición tiene más tiempo que el Gobierno para leer”.
A su lado, también fue veloz el diputado socialista y antiguo concejal en la oposición Juan Soto. “¿Que quién lee más? Bueno, decía Aranguren algo así de que es casi incompatible ser intelectual y ser de derechas”, rememoró mientras sonreía. Soto recomienda un ensayo para buscar el equilibrio y la felicidad, Desapegarse sin anestesia, de Walter Riso.
Difícil resulta despegarse de la lectura del escritor cubano Pedro Juan Gutiérrez, que está releyendo el concejal socialista Salvador Broseta. Su prosa y su “realismo sucio cubano”, crudo y sensual, al mismo tiempo, atrapa al edil. Tanto como la narrativa de Antonio Orejudo al diputado de Esquerra Unida, Ignacio Blanco, que acaba de leer, además Història del País Valencià, de Antoni Furió. Blanco considera que, más que diferencias cuantitativas, hay diferencias de “sensibilidad”, y “la izquierda tiene más sensibilidad social e histórica”. Su compañera de bancada, la diputada Esther López, acaba de leer la obra teatral de Juan Diego Botto Un trozo invisible de este mundo y están acabando la última de Josep Fontana, El futuro es un país extraño. El concejal de EU Amadeo Sanchis participa en la conversación y desataca su lectura de La era de las revoluciones, de Eric Hobsbamw, que compagina con un “divertido pastiche” de Sherlock Holmes.
Lo cierto es que la oposición tiene más tiempo que el Gobierno para leer Mayrén Beneyto
La concejal y diputada provincial de Cultura María Jesús Puchalt opina que tal vez antes la izquierda leía más, pero ahora ya no hay mucha diferencia. "Las diferencias son de gustos", opina. A ella, por ejemplo, casada con el exalcalde socialista de Sedaví, Manuel Corredor, le gusta la literatura latinoamericana, y especialmente la mexicana Angeles Mastretta, con la que se ha intercambiado mensajes. “Y a mi marido, le gusta sobre todo la literatura fantástica”, apunta.
El responsable de las publicaciones de la Institució Alfons el Magnànim, Ricardo Bellveser, sostiene que las élites de derecha e izquierda leen igual. La diferencia se detecta en las bases: "Sociológicamente la derecha es más lectora", porque entre sus votantes hay notarios, abogados y gente con una determinada formación, más influyente, mientras que a la izquierda la votan más los trabajadores y obreros.
El secretario autonómico de Cultura, Rafael Ripoll, recomienda Elogio de París, de Víctor Hugo, y está acabando el ensayo de Vargas Llosa sobre la cultura, La civilización del espectáculo.
Los tres concejales de Compromís están hablando entre ellos frente a una caseta. Joan Ribó le gusta mucho la última novela de Ildefonso Falcones, La reina descalza. Consol Castilllo está leyendo la última de Ken Follet El invierno del mundo, y María Pilar Soriano, Memòria d’uns ulls pintats, de Lluís Llach. “Es estupenda”, dice, mientras asiente Ribó.
El rector de la Universitat de València, Esteban Morcillo, está disfrutando de una traducción de Esquilo y destaca la absoluta vigencia del Epistolario de Plinio El Joven y Trajano, en el que se ya abordan entonces, hace casi 2000 años, los problemas del gasto público cuando las arcas estaban vacías. "Increíble, pero cierto", concluye.
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