González opta a presidir la Academia reivindicando a Ferrín

Los que tendrán que decidir el próximo sábado quién será el presidente de la Real Academia Galega son los 30 miembros de número —en realidad, 27—, un cuerpo electoral que conoce de sobra las interioridades de cada una de las dos opciones que se presentan. Porque para los profanos sería difícil distinguir entre los programas de los candidatos Manuel González González y Xesús Alonso Montero, que coinciden en ofrecer diálogo, independencia de la institución y una gestión transparente. González, que fue el primero en dar el paso aunque no se presentó en público hasta ayer, acusó a su oponente de ofrecer consenso solo a través de los medios, porque nadie de los “críticos” se puso en contacto con él para intentar llegar a una candidatura de concordia.

No hay conversaciones pero sí, pese a lo reducido del censo, hay campaña, por lo menos por parte de la candidatura crítica. “Hubo varios académicos, y lo digo con gran pesar porque son gente de edad, que te dicen: ‘sigo pensando lo mismo, pero no puedo”, se quejó González, tesorero en funciones de la RAG, que compareció en la sede de la rúa Tabernas rodeado de pesos pesados de la institución como el expresidente Xosé Ramón Barreiro, Luz Pozo o Manuel Rivas. Con todo, no ha cerrado la candidatura, y lleva en ella a los lingüistas Francisco Fernández Rei y Xosé Luís Regueira, pero mantiene, al igual que Alonso Montero, dos puestos libres por si a lo largo de la semana surge la posibilidad de un acuerdo. “No soy demasiado optimista”, reconoció el cabeza de lista.

González reivindicó que la suya es una candidatura de continuidad de la gestión de Méndez Ferrín y achacó las críticas que acabaron ocasionando la dimisión irrevocable del presidente “a desatinos con no sé qué intención”. Entre esas críticas estaban el uso del Audi cedido por la Xunta —“que nos supuso un ahorro de 12.000 euros”— y las acusaciones de nepotismo, que el candidato desmintió: “Es verdad que hay una política de contratación que era la que era. No había un concurso público, pero yo mismo propuse elaborar un protocolo para la contratación de personal de la RAG”.