Más protestas, menos potencia

Las calles de Valencia, Castellón y Elche volvieron a ser este sábado escenario de una protesta social muy menguada por la convocatoria de hasta tres manifestaciones diferentes el mismo día y cierto cansancio ciudadano. Hasta el punto de que algunas de las entidades adheridas reflexionaron sobre la necesidad de unificarlas para evitar que las protestas pierdan potencia por su fragmentación. Aun así, miles de personas indignadas por los casos de corrupción, por los recortes del Consell en la enseñanza pública o por la “estafa” de las participaciones preferentes salieron a la calle.

Reyes Matamales, portavoz del Col.lectiu contra la corrupció arrancó la marcha exigiendo la dimisión de todos los políticos salpicados por estos escándalos y la convocatoria de elecciones anticipadas. “Sobran motivos para protestar en la Comunidad Valenciana, donde hay abiertas 141 causas judiciales relacionadas con la corrupción”, dijo. Detrás de ella, algo más de mil personas corearon a lo largo de la marcha lemas como Rajoy dimisión, Urdangarin devuelve el botín o Fabra a la presó per furtar en Castelló (Fabra a prisión por robar en Castellón). Todos los partidos de la oposición —PSPV, EU y Compromís, así como los sindicatos— apoyaron la protesta con su presencia.

Laura, de 22 años, expone sus razones: “Estoy aquí porque lo que es de todos, se lo llevan unos pocos”. Explica que por problemas económicos, a los que se ha unido la subida de tasas universitarias, se ha quedado sin poder estudiar. “Me indigna que mis impuestos vayan a personas como ellos”, añade con coraje. Una batucada animó la protesta así como la representación de una escena donde una actriz caracterizada de Rita Barberá era atacada por una zombi.

El Sindicat de Treballadors per l’Ensenyament del País Valencià (STPV) convocó a más de 3.000 interinos en Valencia, Castellón y Elche, Inma, de 32 años, profesora de griego, es una afectada. En 2012 se quedó sin plaza después de 9 años de sustituciones y en mayo se le acabará el paro. Es uno de los 5.000 docentes que han perdido su trabajo en la red de centros de la Generalitat desde 2009.

A pocos metros, un grupo más reducido de afectados por las participaciones preferentes protestan ante la sede de Bankia. Juan compró en 2009 18.000 euros “que me costaron mucho de ganar” en subordinadas de Bancaja y ahora le amenazan con una quita del 13% y el resto se lo darán en acciones. “Yo no quiero ser accionista. Quiero mi dinero”, dice.

Remedios, de 71 años, se echa a llorar cada vez que habla de su desgracia. Más de 35.000 euros metidos en preferentes sin saberlo, sostiene. “Yo lo metí a plazo fijo de un año, no esto... No puedo más”, añadió.