La OJSG y la orquesta de niños de la Sinfónica de Galicia muestran su pujanza
La progresiva calidad de sonido e interpretación demuestra la lógica de Son Futuro, el proyecto educativo de la OSG, y el impulso mutuo entre este y la vieja tradición de las familias de músicos.
La Orquesta Sinfónica de Galicia ha programado la actuación en un mismo concierto, celebrado en el Palacio de la Ópera, de la OJSG (Orquesta Joven de la Sinfónica de Galicia) y la ONSG (Orquesta de Niños). El acto ha sido una demostración de la utilidad social de Son Futuro, actividad dirigida a la formación de jóvenes músicos en la que también se enmarcan el Coro Joven y el coro de Niños Cantores de la Sinfónica de Galicia.
Los ochenta y tres miembros que componen la ONSG actuaron en los dos grupos divididos por edad que dirigen respectivamente Enrique Iglesias Precedo, violinista de la OSG, y Jorge Montes, profesor del Conservatorio de Ferrol. Por su parte, la OJSG fue dirigida por Diego García Rodríguez, un joven director gallego de creciente proyección internacional, actualmente residente en Polonia. García dirigió las Variaciones rococó para chelo y orquesta, en la que actuó como solista María Victoria Pedrero, que formó parte de la OJSG y que ya ha tocado como solista con importantes orquestas españolas y extranjeras. La suya fue una versión llena de gracia y sentimiento a la que solo cabría achacar alguna inseguridad en el registro agudo. En Totenfeier, de Mahler, García nos mostró una OJSG de sonido grato y muy bien equilibrado -incluso en unos fortissimi lanzados desde el excesivo empuje de sus jóvenes ejecutantes- y una musicalidad totalmente mahleriana, plena de calidades sonoras y expresión.
La progresiva calidad de sonido e interpretaciones fue una demostración de la lógica y pujanza de Son Futuro. Hay un impulso mutuo entre el proyecto de la OSG y lo mejor de la vieja tradición de las familias de músicos, que se refleja en la presencia en él de coruñeses hijos de la orquesta como Jakob Eirikson, Tomás Ionescu, Alexander y Serguéi González Pavlova o Diana Poghosyan Mirzoyan. Los dos últimos fueron acertados solistas junto a Luis López Jorge, Laura Estévez Fernández y Zaira Pena Montes en una preciosa versión del Concierto nº 1 de L’estro armonico de Vivaldi. Y en la OJSG, alternando en el puesto de concertino con solo15 años, otro coruñés hijo de la orquesta,: Daniel Vlashi. Apellidos bien conocidos de los aficionados, como también son los de Slava Chestiglasov, concertino titular de la Orquesta de la Radio de Colonia que ya ha actuado en alguna ocasión liderando la OSG, o Marianna Prjevalskaya, que próximamente tocará como solista junto a la OSG en el Palacio de la Ópera.
A lo largo de sus dos décadas, la OSG se ha convertido ya en un centro de exportación de talentos. Desde un Vicente Alberola “raptado” por López Cobos para la orquesta del Teatro Real al joven principal de segundos violines Julián Gil, otra inminente pérdida, pasando por los trompistas José Vicente Castelló, habitual colaborador de Abbado en la Mahler Chamber Orchestra o David Fernández, a quien se rifan las mejores orquestas de Europa . Hay un sentimiento negativo provocado por estas pérdidas que se palía en parte por el positivo de saber que los nombres de la Sinfónica, de A Coruña y de Galicia se conocen cada vez más y más positivamente por el mundo adelante. Algo que, a no dudar, viene a refrendar la utilidad social de una institución y de sus ascendentes proyectos en curso. Solo se precisa, como dijo Víctor Pablo Pérez tras el concierto, que nadie los frene. Porque impulso propio ya tienen suficiente.
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