Sin bus en la Barcelona de montaña
Los trabajadores de las líneas de Nou Barris llevan dos semanas en huelga La falta de servicio, realizado por Segalés, dificulta la movilidad en Torre Baró y Ciutat Meridiana
El 6 de mayo de 1978, el conductor de Transportes de Barcelona Manuel Vita secuestró el autobús que conducía. Ese sábado, a quien era a la vez chófer y líder vecinal de Torre Baró, en Nou Barris, le tocaba el trayecto de la línea 47, que conectaba la plaza de Cataluña con Canyelles. Iba al frente del volante de uno de los nuevos articulados de la empresa. Hizo dos recorridos y después llamó a su mujer. “Allá voy”, le dijo.
Vita había pedido días antes al Ayuntamiento y a la empresa que hubiera más transporte en su barrio. Le dijeron que las calles eran demasiado estrechas y empinadas como para que pasara un autobús. El conductor pisó el acelerador y subió por las sinuosas vías de Ciutat Meridiana, Roquetas y Torre Baró. En su recorrido recogió vecinos y, con el mismo aceite del vehículo, hicieron los carteles reivindicativos. Vitá llevó después el vehículo a la cochera. Fue detenido y juzgado, pero no le pasó nada. Un año después, Torre Baró tuvo autobús.
La historia está recogida en el libro Destinacio: Nou Barris. Un viatge per la història dels transports a Nou Barris, de Ricard Fernández Valentí. Una lucha que vuelve a estar sobre la mesa. Los habitantes de estas mismas calles ven ahora cómo ese reivindicado servicio se apaga. Hace casi dos semanas que las líneas 80, 81, 82 y 83, el llamado Bus Nou Barris, circulan con servicios mínimos. Sus trabajadores y la empresa Sagalés, concesionaria del servicio, están inmersas en un conflicto laboral. La empresa alega que los servicios son muy deficitarios. Los empleados critican que se quieran obtener beneficios a costa de sus derechos laborales. Algunos vecinos, los que aún pueden caminar, se enfrentan a largos y empinados trayectos de ida y vuelta hasta el metro.
Transportes Metropolitanos de Barcelona, TMB, es la titular de las líneas, que desde 2010 son operadas por Sagalés. El año pasado, tuvieron 467.307 pasajeros, un volumen pequeño si se compara con los 1,8 millones que transporta, por ejemplo el bus de Horta. Unos 18 trabajadores y ocho vehículos prestan el servicio que comunica la plaza de Llucmajor con el barrio de Vallbona o la estación de Virrei Amat del metro con Torre Baró.
“No paramos de tener problemas”, cuenta el presidente del comité de empresa, Antonio Estrada. “Sagalés dice que tiene pérdidas, pero TMB le subvenciona parte del servicio”, asegura el trabajador. Los empleados fueron a la pasada audiencia pública de Nou Barris para exponer su descontento.
Un portavoz de Sagalés explicó que entre 2010 y octubre de 2012 las pérdidas acumuladas asciendieron a 467.215 euros. Estas, dice, han obligado a proponer a los trabajadores el descuelgue del convenio colectivo, heredado de un anterior operador, Lydia. Este supone “la no aplicación de los incrementos salariales previstos para este 2013”.
La empresa reconoce que TMB subvenciona el déficit de explotación según un presupuesto anual. “Sin embargo, debido al incremento de ciertas partidas, esta subvención no cubre el déficit previsto”. Sagalés no revela cuánto ha sido el dinero que recibió. Desde TMB explican que el dinero que se aporta responde a un coeficiente que valora la calidad del servicio. La partida de mantenimiento y reparaciones ha pasado de 90.000 euros anuales en 2010, a casi 280.000 en 2012, sostienen desde Sagalés.
Y en medio, los vecinos. De las 29 frecuencias diarias se ha pasado a cinco con los servicios mínimos. “Si no tienes un vecino que te haga el favor de llevarte al tren, lo tienes bien jodido”, explica Joan Ortega, un mecánico de 30 años, vecino de la calle de Escolapi Cáncer, arriba en la montaña. De regreso del taller donde trabaja, en el Eixample, sabe que le toca caminar. Peor lo tienen los mayores, que tienen al autobús como única posibilidad. Varios líderes vecinales aprovecharon la manifestación antidesahucios del jueves para denunciar la falta de transporte. El Ayuntamiento dice que es un problema empresarial. Hubo más respuesta con el secuestro del bus en 1978. O cuando la amenaza de paro en el transporte por el Congreso de los móviles.
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