Las casas se salvan del Guadalete
El desbordamiento del río inunda varias carreteras de la zona rural de Jerez y obliga a desalojar, de manera preventiva, un colegio y algunas viviendas
La noche del viernes al sábado ha sido larga en la zona rural de Jerez. Una nueva crecida del río Guadalete ha obligado a desalojar la parte baja de la barriada de Las Pachecas. El agua alcanzaba las casas más cercanas al cauce, varias de ellas con solo aperos de campo, y a las dos de la madrugada abandonaban la zona las dos últimas familias, las más reacias a dejar sus viviendas.
La cota del río ha seguido al alza durante la mañana y llegado a los seis metros. Las precipitaciones son débiles, pero el cauce recibe aún los más de 400 litros por metro cuadrado caídos en Grazalema en los últimos tres días. La bajada de esa cantidad de agua unida a los desembalses de los pantanos de la provincia de Cádiz propicia la crecida del Guadalete.
Al margen de Las Pachecas, el río se desbordó el viernes a su paso por las barriadas rurales de Rajamancera, Lomopardo y La Ina, sin que las escorrentías hayan alcanzado las viviendas.
La DGT mantuvo cortadas 11 carreteras, siete en la sierra de Cádiz y cuatro en Jerez, una de ellas la vía de servicio de la A-381 (Jerez-Los Barrios).
El plan de emergencia se mantuvo activo, aunque los caudales comenzaron contenerse durante la tarde del sábado.
A pesar de las crecidas anunciadas, las escorrentías no han llegado a alcanzar las viviendas de las barriadas, en las que residen más de 2.000 personas. El río se desbordó en Las Pachecas, Rajamancera, Lomopardo y los llanos de La Ina, donde el agua avanzó sobre decenas de hectáreas de tierra.
Bajo enormes lagunas, plantaciones de naranjos, remolacha, trigo, zanahoria y alfalfa. “Ya no valen para nada. Hay que volver a sembrar. Esto nos ha terminado de matar”, resumía a escasos pasos de las inundaciones Miguel, que trabaja la alfalfa para dar de comer a las vacas. Su casa está a no más de 30 metros de la crecida del río, pero un desnivel de dos metros le salva de la riada. “Llega solo al escalón”, comentaba tranquilo, junto a su hija Inma, algo más inquieta.
Dos números más arriba del domicilio de Miguel está el colegio de la Ina, cerrado a cal y canto. El Ayuntamiento decidió desalojarlo de manera preventiva ante el riesgo de aislamiento.
La carretera provincial que da acceso a la barriada fue una de las primeras en inundarse. El Guadalete se paseaba este viernes a sus anchas sobre la calzada. Justo en el punto de corte de la vía, se sitúa la venta de La Carreta. “Estamos un poco asustados”, comentaba un empleado del establecimiento mientras servía cafés a algunos de los miembros del dispositivo de emergencia desplegado en la zona. Entonces, buena parte del perímetro del local estaba rodeado de agua. En La Greduela, El Portal y El Portalillo, el Guadalete no llegó a desbordarse.
El plan de emergencia se mantiene activo y el riesgo de crecidas, también. “El agua está subiendo. Los casi 200 litros registrados en Grazalema tardan algo menos de 20 horas en llegar, pero no esperamos desbordamientos violentos. No creo que el agua llegue a las casas”, presagiaba la tarde del viernes el delegado municipal de Seguridad y coordinador local del dispositivo, Javier Durá, quien sí anunció un aumento de carreteras cortadas. Permanecen cerradas cinco vías secundarias —una en la Ina y cuatro en la sierra de Cádiz— frente a las 11 que estuvieron anegadas durante la mayor parte de la jornada.
No solo la tregua del temporal, la apertura hoy de dos aliviaderos de urgencia en el azud de El Portal —un proyecto que ejecuta el Gobierno central y que debía haber concluido en 2006— también evitó el avance del río.
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