Antonio Rico, el éxito de la gestión pública
Fallece en Valencia el que fuera primer director del Impiva
Fue a mediados de los años ochenta. Un puñado de jóvenes provenientes de la Universidad de Valencia, y otros, del entonces gabinete de estudios de la Cámara de Comercio, preocupados, desde el inicio mismo de nuestra actividad profesional, por el desarrollo industrial de la Comunidad Valenciana, uníamos nuestros esfuerzos en la búsqueda de una respuesta solvente por parte de nuestras empresas a la creciente competencia internacional que se adivinaba en el horizonte cercano. Entonces no teníamos otra cosa que ilusión por el país y un grado de conocimiento, escaso todavía, pero suficiente para plantear una estrategia solvente con la que acometer los retos que planteaban unos mercados internacionales cada vez más exigentes y el empuje creciente de los llamados países emergentes.
En cierto sentido, tuvimos suerte. Estábamos en el lugar preciso, y en el momento adecuado para intentarlo. Comenzaba el estado de las Autonomías y las transferencias en materia industrial se habían culminado a mediados de los ochenta. El primer gobierno de Joan Lerma confió entonces en uno de los componentes del grupo citado, Segundo Bru, como Conseller; y éste, en mí mismo como Director General. Y ahí comenzó la Historia. En 1985 se creaba el Impiva y comenzaba así lo que ahora se conoce como un modelo de Política Industrial e Innovación orientado a las pymes que arrojó hasta finales de los 90 resultados más que aceptables en términos de competitividad y fortaleza sectorial de nuestras actividades industriales tradicionales.
Antonio Rico Gil, fue el primer, y el único director del Impiva durante esta etapa tan convulsa como apasionante, pero, sobre todo, llena de actividad y proyectos sin fin. No nos equivocamos. Demostró que el éxito en la gestión pública depende en su mayor parte de las fuertes convicciones y de la profesionalidad de quienes están al frente de las instituciones encargadas de llevarla a la práctica. Riguroso, honesto, creador de consensos, y, sobre todo, convencido de la necesidad del enorme proyecto colectivo que entonces comenzaba, fue él quien nos hizo a todos fácil lo que era muy difícil, y nos resulta imposible encontrar las palabras adecuadas para agradecérselo.
Ahora, cuando tanto se habla, casi siempre mal, de los gestores públicos, los valencianos deben saber que Antonio Rico Gil, fue uno de sus más dignos representantes, y del que, sin pudor alguno, pueden sentirse orgullosos. En el sentido más noble de la expresión, él fue, y será siempre, uno de los nuestros. Nunca te olvidaremos.
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