La segunda fila del flamenco saca pecho

No son los que dan las entrevistas, ni los que aparecen en cartel, ni aquellos cuyo nombre conoce el gran público. Ellos son los protagonistas de Sangre nueva, el ciclo de flamenco que comienza esta noche en el teatro Federico García Lorca de Getafe. “Son los que tienen emoción”, asegura Paco Ortega, director del espectáculo, que durará todo el fin de semana. “Ellos han actuado con todos los grandes, ahora los grandes son ellos”, añade.

Montse Cortés (cantaora) y Paco Heredia (guitarrista) abren el recital hoy. La fuerza que demuestra ella cuando canta es directamente proporcional a la timidez que demuestra en el cara a cara. “Yo soy de callarlo todo y en el escenario lo suelto todo”, afirma. Ha acompañado a Joaquín Cortés, Antonio Canales y Paco de Lucía sobre las tablas. Él habla con desparpajo y preocupación de su pasión, el flamenco. Intentarán aportar su visión de la música en este festival, pero no pierden de vista a sus referencias: “Camarón fue le que despertó en mí el querer dededicarme a esto”, reconoce Cortés.

“Aquí no solo están las mejores promesas, también los que suponen una renovación, los que aportan algo más”, recalca Ortega. Las paredes de su estudio, el Musigrama, han escuchado la voz de Joan Manuel Serrat, Julio Iglesias o Stevie Wonder. “Tiene mucho sabor”, asegura mirando una de las estancias, en la que presume de tener la mesa de mezclas más antigua de Europa.

El ciclo nació en 2009 a raíz de un disco para dar a conocer caras nuevas del flamenco y se convirtió en una serie de actuaciones en directo. Esta es su tercera edición. Cada día hay al menos una de las ramas del flamenco: el cante, el baile y el instrumento. Es un festival hecho con los “mínimos recursos”, según explica Ortega y que se lleva a cabo gracias a la complicidad entre el director y los artistas. “Hablamos el mismo idioma. Aquí hay mucha sensibilidad y el músico se siente respetado”, señala Heredia.

Sentados en torno a una mesa, el guitarrista, la cantaora y el director discuten sobre el estado de su profesión. Cortés es algo ingenua, y Heredia tira más a pesimista. “Es que vivía mejor el guitarrista de Jerez que vivía en casa de los señoritos que uno que lleva toda la vida formandose en la música”. Por eso, cree que debería haber más festivales como el de Sangre Nueva, para que la gente tenga oportunidad de escuchar a los jóvenes en directo.

Ortega opina que algo ha cambiado desde que nació el ciclo. “el flamenco de ha internacionalizado”, asevera. Sangre nueva ha viajado en estos cuatro años por varios países; Libia, India o Jordania son algunos de ellos. “Y lo bueno es que en el extranjero el cartel no importa, lo que quieren es el arte”.

Heredia acaricia su guitarra cada vez que tiene un intervalo muerto. Apoya la cabeza en el lomo y roza sus cuerdas. El músico pasa del “misticismo” en el escenario, como lo llama él. y aunque cree que tiene que haber cabida para la improvisación, le gusta que haya un guión y una coherencia en el espectáculo. Eso es lo que quiere ofrecer esta noche en Getafe. Cortés se conforma con murmurar que será una actuación “muy bonita”. “Montse se expresa cantando, más que hablando”, la secunda Ortega.

La artista cuenta que el cante entró en su vida a los dos años: “me ponían encima de la mesa y me decían '¡venga!'. Pero si me daban una nota con la guitarra que no era la mía ponía mala cara”, explica entre risas.

Mañana habrá cinco artistas sobre el escenario y el domingo el piano se hará flamenco gracias a los dedos de Laura de los Ángeles. Además de sus manos, la música puso su imagen para el cartel del ciclo de este año cuando estaba embarazada. Un abanico y una peineta visten a esta joven flamenca.

Sangre nueva. Jóvenes flamencos. En el teatro Federico García Lorca de Getafe. De hoy al domingo.