Todas las músicas, la música
El trío formado por Widmann, Tamestit y Piemontesi encandila con un concierto de cámara El coro Tomás Luis de Victoria homenajea a Francisco de Salinas
Madrid da mucho de sí en su oferta musical. En las últimas 48 horas se ha podido pasar de una originalísima sesión de cámara con Jorg Widmann como figura de reclamo, a un concierto de polifonía renacentista en homenaje a Francisco de Salinas en el 500 aniversario de su nacimiento.
Cámara y polifonía
Antoine Tamestit (viola), Jorg Widmann (clarinete) y Francesco Piemontesi (piano). Obras de Bruch, Mozart, Schumann, Kurtag y Widmann. Liceo de cámara. Auditorio, 12 de febrero. Homenaje a Francisco de Salinas. Coro Tomás Luis de Victoria. Festival Arte Sacro. Parroquia del Carmen, 13 de febrero.
La combinación clarinete-viola-piano es bastante inusual en el universo musical. Posee, sin embargo, una sonoridad muy atractiva y hasta fascinante, cuando está servida por un trío como el formado por Widmann, Tamestit y Piemontesi, un alemán, un francés y un suizo, respectivamente, que hacen realidad eso de que la música no tiene fronteras. Demostraron su calidad en las cuatro sugerentes piezas de Max Bruch, con las que abrieron el programa, y llegaron a cotas excelsas de interpretación con el Homenaje a Robert Schumann, de Kurtág. Uno a uno los instrumentistas se lucieron en la segunda parte. Widmann, con acompañamiento de piano, demostró que es tan buen compositor como virtuoso del clarinete, desplegando fantasía y modernidad a raudales en unas obras rebosantes de ideas. Piemontesi se recreó en Mozart y Tamestit dio una vuelta de tuerca sobre Kurtág, con una capacidad envolvente muy meritoria. Con Schumann y Mozart cerraron cada parte del programa, manteniendo el nivel artístico. Widmann -muniqués, 39 años, autor de una ópera de gran éxito puesta en escena por Carlos Padrissa, de La Fura dels Baus- volverá al Auditorio Nacional la semana próxima.
“El aire se serena y viste de hermosura…”, decía Fray Luis de León en su oda a Francisco de Salinas. El coro Tomás Luis de Victoria, dirigido por Antonio Peces, homenajeó al organista ciego nacido en 1513 con piezas polifónicas de algunos de sus contemporáneos, como Orlando di Lasso, con el que hizo amistad en Roma, Diego Ortiz, el toledano con el que coincidió en Nápoles, y, cómo no, Tomás Luis de Victoria. Fue un concierto relajante, que hizo justicia a un músico olvidado por su oficio y recordado fundamentalmente por la literatura.
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