El debate soberanista acentúa la soledad de Jordi Martí en el PSC
El líder municipal socialista de Barcelona rompe la disciplina de voto Navarro intentará hoy conciliar posiciones para contener la división en el PSC
La declaración en favor de la consulta soberanista aprobada en el Parlament provoca a diario fracturas en el PSC. Jordi Martí, líder socialista en el Ayuntamiento de Barcelona, rompió ayer la disciplina de voto y se desmarcó de la dirección al abstenerse en la réplica de esa votación en el Consistorio. La moción se aprobó por 20 votos a favor, 16 en contra y una abstención. Tres ediles del PSC (dos de viaje y uno de baja) y uno de CiU no votaron al no estar en el pleno.
La resolución impulsada por Unitat per Barcelona, que también forzó la votación nominal, visualizó la soledad de Jordi Martí. Los otros siete ediles socialistas votaron en contra. Tras la polémica sesión, el líder del PSC defendió que la declaración solo apela al derecho de los catalanes a decidir el futuro de su país y justificó su voto por dos razones: porque el Consistorio no es la sede más adecuada para celebrar un debate de ese cariz y por respeto al criterio del resto de su grupo.
Con su apuesta por la abstención, Martí asumió un alto riesgo al desmarcarse tanto del primer secretario del PSC, Pere Navarro, como de la Federación socialista de Barcelona, con quien no mantiene precisamente unas excelentes relaciones desde que quiso pactar con el alcalde Xavier Trias. Martí ya provocó irritación en el seno de su partido cuando presentó el martes una plataforma para ser candidato a las primarias para las municipales, que apela a la izquierda más allá del PSC. Fue entonces cuando reveló que de ser diputado habría votado a favor de la resolución soberanista sin sopesar que ayer estaba convocada una repetición de esa votación en el Pleno que desgarró a su partido en el Parlament. Cinco diputados se negaron a votar en contra y fueron multados con 400 euros.
Martí negó que su abstención cuestione su ascendencia en el grupo, dijo que aceptará la sanción que se le imponga y esperó que la dirección no le retire la confianza. Carles Martí, líder de la Federación, fue conciliador: dijo que no será multado —esa ha sido la postura en las votaciones territoriales— y que su abstención había sido pactada para que mostrara su discrepancia. Pero el futuro de Jordi Martí es ahora incierto. Los puentes con los otros miembros de su grupo son débiles y ayer Trias puso su liderazgo en entredicho.
La postura de Martí disgustó a Navarro, que hoy intervendrá en el Consejo Nacional en el que el derecho a decidir será el debate capital. El problema no solo se visualizó en Barcelona. En tres Ayuntamientos del Baix Llobregat, los socialistas ofrecieron una gama diversa de votos: el alcalde de Sant Just Desvern Josep Perpinyà (PSC) apoyó el texto, que prosperó; en Molins de Rei se aprobó con tres votos de los socialistas, entre ellos el del alcalde Xavi Paz y en Castelldefels, con el PSC en la oposición, fue desestimado.
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