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El PSC llega dividido a su ejecutiva tras la votación soberanista

La dirección defiende su estrategia y los diputados díscolos piden cambios

Rocío Martínez-Sampere y Joan Ignasi Elena, dos de los diputados díscolos, en el grupo socialista.
Rocío Martínez-Sampere y Joan Ignasi Elena, dos de los diputados díscolos, en el grupo socialista.Gianluca Battista

La ejecutiva del PSC se reunirá hoy en un ambiente de profunda división y sin un acercamiento de posiciones entre la dirección y los cinco diputados que se negaron a votar contra la declaración soberanista aprobada por el Parlament. Quince de los 20 diputados del PSC votaron contra ese texto, que declara a Cataluña “sujeto político y jurídico soberano”, pero otros cinco no votaron por considerar un error que los socialistas se alineasen con PP y Ciutadans en una cuestión de tanta trascendencia política.

Ambos sectores del PSC han intentado este fin de semana, sin éxito, limar sus diferencias. Así las cosas, se espera que la ejecutiva discurra en un clima de división interna como nunca había ocurrido desde que Pere Navarro se hizo con el liderazgo del PSC. La dirección insiste en que no modificará su estrategia por la actitud de esos diputados y estos reclaman cambios en la toma de decisiones, en la imagen del partido y en su visibilidad ante la sociedad.

“El PSC no se va a subir al tren de la consulta ilegal ni de la independencia. Nuestra propuesta es la reforma de la Constitución para avanzar hacia un Estado federal y no la vamos a cambiar”, insistió ayer un destacado dirigente del partido. En su opinión, la incorporación del derecho a decidir en el programa electoral de las autonómicas ya supuso un gran avance que algunos sectores del PSC parecen no valorar.

Con todo, ese dirigente admite que el PSC ha titubeado en las últimas semanas, pues Pere Navarro anunció en la investidura de Artur Mas que los socialistas se abstendrían en todas las votaciones del proceso soberanista y en la primera de ellas votaron que no. “Jamás imaginamos que CiU y ERC traerían una propuesta tan atrevida en el primer pleno de la legislatura”, dice ese dirigente a modo de justificación. En declaraciones a TV3, el diputado Miquel Iceta se alineó con la dirección al afirmar: “Cuando el grupo parlamentario discute un tema en función de lo que marca la dirección y el programa electoral, los otros cinco diputados, aunque no les guste, deben seguir las directrices, porque, si no, nos cargamos ese derecho a decidir del grupo”.

“Yo no soy independentista ni mis compañeros tampoco”, tercia Rocío Martínez-Sampere, una de las diputadas críticos que ya han sido multados por no participar en la votación y romper la disciplina de voto con 400 euros. Pero eso es anecdótico y lo aceptan.

El tema de fondo para ellos es que el PSC ha de visualizar más la pluralidad de su militancia y sus corrientes. Piensan que deberían haberse sumado a CiU, ERC e Iniciativa (ICV-EUiA) en la tradición de unidad del catalanismo político o, como mal menor, abstenerse, pero nunca situarse en una posición de frentismo al lado de PP y Ciutadans. Desde la dirección se considera anecdótica esa coincidencia. “El PSC ha sabido aglutinar en su historia desde Celestino Corbacho a Pasqual Maragall. Algunos piensan que eso se ha acabado”, explica Marina Geli, exconsejera de Salud y otra de las críticas para referirse a que el socialismo catalán siempre integró el españolista representado por el exministro de Trabajo, y los sectores catalanistas, encarnados por el expresidente de la Generalitat.

Tras la votación del Parlament, la militancia y los cuadros del partido se han partido en dos mitades seguramente distintas. Trece de los 45 integrantes de la ejecutiva firmaron un manifiesto de apoyo a los diputados díscolos al poco de producirse la votación que suscribieron un centenar de concejales, alcaldes y eurodiputados. Dos días después, otro centenar de militantes hicieron lo propio en apoyo a la dirección y de los otros 15 diputados. Navarro declaró tras ganar el congreso del PSC que la renovación del partido concluiría con la elaboración de las listas electorales de las autonómicas. Los cinco críticos, por tanto, fueron incorporados, con su beneplácito y la dirección no oculta su malestar tras su desmarque. “Fue un gesto de integración y ahora nos encontramos con esto”, dice un dirigente. “No quieren entender que el partido tiene un grave problema que se niegan a abordar”, insisten los críticos.

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