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La colonia modelo para la Cañada Real, ¿un ejemplo desfasado?

Se creó en los años ochenta para alcanzar a todas las rentas e incluso la vivienda social Se redujo el tamaño de las parcelas y se convirtió la vivienda de la ciudad jardín en adosados La tendencia ahora es favorecer la densidad poblacional y el uso colectivo

La urbanización que servirá de modelo para el desarrollo de la Cañada Real Galiana tiene nombre de revolucionaria polaca. Una colonia de algo menos de un kilómetro cuadrado, nacida en los años 80 del siglo pasado, llena de viviendas adosadas, casi todas con el mismo diseño, de dos pisos, porche y cochera propia en la que, en algunos casos, han colocado una canasta de baloncesto. Los parques con columpios y la vegetación, que se encuentra por todas partes, rematan la imagen idílica de esta comunidad situada en el barrio de Aravaca, en el noroeste de la capital.

“Se creó en los años ochenta del siglo pasado, cuando se populariza la ciudad jardín para alcanzar a todas las rentas e incluso la vivienda social”, explica José María Ezquiaga, arquitecto y Premio Nacional de Urbanismo”. Se redujo las parcelas y se convirtió la vivienda clásica de la ciudad jardín en adosados. “En su momento fue un concepto innovador ya que nadie esperaba que en Aravaca, entonces una zona exclusiva, hubiese viviendas sociales”, explica.

Adosados en la urbanización Rosa Luxemburgo.
Adosados en la urbanización Rosa Luxemburgo.C.A.

Este tipo de construcciones no gozan de la misma fama que hace 30 años. “El efecto de estas construcciones puede ser devastador. Enormes extensiones de viviendas clónicas carentes de interés y actividades. Ahora somos mucho más críticos”, cuenta Ezquiaga. La tendencia ahora es favorecer la densidad poblacional y el uso colectivo, como en los bloques de viviendas, dice, que evita en lo posible la contaminación y la congestión diaria del tráfico que provocan modelos urbanísticos de este tipo.

La colonia, a la que por carretera se llega a través de la M-500, se levanta en una zona que hace cuatro décadas tenía tierras de cultivo, como recuerda Gerardo de Llama, antiguo mecánico del Talgo y de 74 años. No vive en la urbanización aunque la recorre a menudo. “Yo he conocido todo esto cuando había terreno de labor y huertas. Todo esto era un descampado grande”.

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La urbanización está cerca de la Casa de Campo, situada al sur, como cuenta Agustín Molina. Vive desde hace algo más de dos años en una parte de un adosado, por la que paga 600 euros, en el extremo oriental de la urbanización, sobre una ladera, donde se levanta un conjunto de viviendas. Los vecinos llaman a ese lugar La Isla por su posición elevada, lo que le da unas vistas privilegiadas. “Allí hay un búnker de la guerra civil, si te subes a él y miras hacia el oeste, puede ver una puesta de sol muy bonita. Hacia el este es posible ver las torres de Madrid”.

Aquí fueron recibidos 220 participantes en la marcha que, el pasado julio, trajo desde Asturias y León a la capital a 160  mineros que protestaban contra la retirada de ayudas al carbón. Los manifestantes durmieron en el gimnasio del colegio bilingüe Rosa Luxemburgo y en las casas de algunos vecinos. Además se dio en su honor una cena popular a la que fueron personajes famosos como Víctor Manuel y Luis Eduardo Aute.

Vista de una calle de la colonia.
Vista de una calle de la colonia.C.A.

El único sitio donde se puede comprar es un pequeño centro comercial que está junto a un parque con columpios y dos porterías de fútbol. Lo forman varias galerías, con soportales, que se entrecruzan formando una ‘p’ y con un patio interno con una fuente y cipreses. El diseño, con arcos y columnas, y el color rosado, hace que el conjunto destaque sobre el resto.

El lugar parece deshabitado salvo por los dos únicos bares del barrio, uno de ellos concurrido por empleados de Parques y Jardines. Una sucursal de Bankia, una peluquería, una carnicería, una clínica veterinaria, dos tiendas de alimentación y poco más, completan el conjunto. Francisco García, de 63 años y dueño de la carnicería cuenta que la gente joven se va a comprar fuera, a las grandes superficies: “Esta zona no está muy atendida del todo, faltan cosas y eso no atrae mucho a la gente. Si estuviera lleno de tiendas probablemente nos iría mejor a todos”.

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