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Quatre Carreres, otro nuevo sector urbanístico de Valencia atascado

Una media docena de proyectos del Plan General de 1988 siguen en el aire

Cristina Vázquez
El cartel que anuncia la descartada Escuela Oficial de Idiomas sigue en la misma parcela.
El cartel que anuncia la descartada Escuela Oficial de Idiomas sigue en la misma parcela. TANIA CASTRO

El Plan General de Ordenación Urbana de 1988 planeó la creación de una veintena de nuevos barrios o sectores urbanizables en Valencia. Unos cuantos llegaron a buen puerto como es el caso de los nuevos sectores de Orriols, Campanar o la Avenida de Francia, y otros tuvieron peor suerte.

En el paquete de los fallidos o rezagados aparecen los de Benimaclet Este, el primero en promoverse, en el año 1992, con más de 1.300 viviendas proyectadas y que sigue atascado, el de Patraix, el PAI del Grau, conocido por su delta verde, o el de Sociópolis, en La Torre, surgido a costa de la huerta y empleado como modelo de barrio de vivienda pública. El plan de Malilla, con sus otras 2.000 viviendas proyectadas al lado de la nueva Fe o el sector urbanizable de Quatre Carreres, que cierra la ciudad por el este, acumulan grandes retrasos.

Este último sector no gana para retrasos. Su tramitación ha sido larga. El Ayuntamiento de Valencia adjudicó en el año 2000 a la mercantil Iniciativas Valencianas la urbanización de la primera de las dos unidades de ejecución del sector de Quatre Carreres, con una superficie de 14 hectáreas y unas 1.700 nuevas viviendas. Dos años después se cedió esta condición a Urbanizadora Quatre Carreres, una sociedad por la división inmobiliaria de la Caja de Castilla-La Mancha.

Los socialistas quieren un informe sobre si la adjudicación del sector ha caducado

La reparcelación de la primera unidad de ejecución, donde va emplazada la Ciudad del Rugby, salió adelante en 2005. La segunda unidad de ejecución fue reparcelada en 2007 y se la adjudicó también la Urbanizadora Quatre Carreres. Entonces estalló la burbuja inmobiliaria, luego llegó la recesión y lo paró casi todo.

La urbanización no se ha competado, quedan calles por acabar, y de los edificios que aparecen en los planos, han salido adelante un par de promociones pero el resto están paradas.

El Grupo Municipal Socialista de Valencia llevará al pleno municipal de final de mes el futuro de este sector y solicitará a la Concejalía de Urbanismo un informe técnico urgente “que garantice el interés público y evite pérdidas a las arcas municipales”, anuncia el concejal socialista Vicent Sarrià.

“En el PAI de Quatre Carreres se han incumplido numerosos convenios firmados por el agente urbanizador y el Ayuntamiento de Valencia”, sostiene Sarrià. Según el edil, se han abandonado las obras de urbanización, la sociedad urbanizadora está en un proceso concursal desde principios de 2011 y la presencia —a través de su filial inmobiliaria— de la Caja Castilla-La Mancha, entidad intervenida, “añade más incertidumbre sobre la viabilidad del sector”.

Otros planes fallidos en el sector son la Torre de la Música y la Escuela de Idiomas

Pero lo que más preocupa a los socialistas es quién paga la Ciudad del Rugby, un parque deportivo que el Consistorio modificó y del que no se ha hecho cargo el agente urbanizador, como estaba previsto, si no que se ha cargado al Plan E del Gobierno. “Los 5,3 millones de euros que ha costado no se podrán repercutir a los propietarios del sector, causando una pérdida económica a las arcas municipales”, apunta el edil socialista.

La decisión del gobierno de Rita Barberá de cargar 12.000 metros cuadrados de urbanización del parque deportivo a otro PAI vecino, el de General Urrutia y Hermanos Maristas, le han supuesto al Consistorio dos nuevos varapalos judiciales. Por la primera sentencia, explican los socialistas, se ha tenido que indemnizar con 300.000 euros a los propietarios afectados, pero no se sabe si el segundo fallo será más gravoso para las arcas municipales.

Sarrià exige en la moción de su grupo que se compruebe si la adjudicación de la urbanización ha caducado y, si es así, se busque una salida que garantice la edificación de las viviendas —hay un porcentaje de protegidas— el final de la Ciudad del Rugby y el Ayuntamiento recupere los más de 5 millones de euros que cuesta.

En el sector había otras infraestructuras públicas que han pasado a mejor vida. Es el caso de la nueva Escuela Oficial de Idiomas, que tras un retraso importante, fue descartada por la Consejería de Cultura por falta de presupuesto. “No es una prioridad”, dijo en septiembre del año pasado la consejera María José Catalá, pese a la corta oferta de plazas para estudiar idiomas de la capital.

Presupuestada en siete millones de euros, la escuela añadía plazas para 10.500 nuevos alumnos. El cartel que anuncia la construcción del centro, en la calle del actor Antonio Ferrandis, sigue clavado en la parcela con signos de deterioro.

Y otro proyecto fallido, la Torre de la Música que anunciaron el entonces presidente de la Generalitat, Francisco Camps, y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá. Esta prevista sobre una parcela municipal de 70.000 metros cuadrados, en pleno PAI de Quatre Carreres. El Consistorio se la cedía en concesión a la Berklee College of Music de Boston para que erigiera la torre.

En enero de 2012, cuatro años después de anunciarse, se descartó su construcción. La impresionante mole de 100 metros de altura y 27 plantas, que iba a costar 95 millones de euros, se anuló por los problemas económicos. Diseñado por Antón García Abril, la gigantesca torre pretendía acoger a 1.000 alumnos y servir de residencia para 250 personas. La Berklee tiene su sede en el Palau de les Arts.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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