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El Ayuntamiento se compromete a costear las obras de La Peineta

La reforma del estadio está prácticamente paralizada, y la mudanza del Atlético de Madrid sigue en el aire por una decisión judicial y la crisis económica

Recreación del futuro estadio olímpico.
Recreación del futuro estadio olímpico.

El estadio olímpico es, junto al logotipo y la mascota, el principal signo de identidad de unos Juegos. Y Madrid, a día de hoy, ni lo tiene ni parece claro que lo vaya a tener en los plazos prometidos. En el informe presentado al Comité Olímpico Internacional el pasado lunes, la candidatura lo incluye dentro de las infraestructuras ya construidas, porque de hecho lo está: el estadio de La Peineta se inauguró en septiembre de 1994 y costó 50 millones de euros. Tiene capacidad para 21.000 espectadores, pero apenas ha sido utilizado en estos años. Ahora requiere de una inversión de 160 millones de euros para convertirse en estadio olímpico y hogar del Atlético de Madrid, con capacidad para 65.000 espectadores. Las obras ya tiene fecha: supuestamente se iniciaron en octubre de 2011, y estarán listas en junio de 2015. Sin embargo, hasta ahora sólo se han llevado acabo apaños menores. De dónde saldrá el dinero para su transformación es uno de los secretos mejor guardados del proyecto olímpico.

En 2008, el Ayuntamiento de la capital firmó un convenio con el Atlético de Madrid para que el club se trasladara del Vicente Calderón a La Peineta. El equipo ganaba así un estadio nuevo (el suyo data de 1966) y con 10.000 localidades más. La operación, que no reportaría beneficios económicos al club, se completaba con la recalificación de los terrenos junto al río Manzanares sobre los que se levantan el Calderón y la antigua fábrica de cerveza Mahou (ya demolida). Allí se construirían 2.000 viviendas y 160.000 metros cuadrados de zonas verdes. Ni el Ayuntamiento ni el club tenían que poner ni un euro: sería Fomento de Construcciones y Contratas (FCC) la que pagara la obra a cambio del aprovechamiento urbanístico del área afectada de la ribera del Manzanares. Además, se encargaría de soterrar la M.30 a su paso por esa zona.

La zona del estadio olímpico.
La zona del estadio olímpico.

El Ayuntamiento dio luz verde al plan urbanístico del parque olímpico el 28 de septiembre de 2011, pero el desplome del mercado inmobiliario y las decisiones judiciales mantienen empantanado el proyecto. FCC tiene que adelantar el dinero para la obra de La Peineta, puesto que no hará caja hasta completar la parte de la operación junto al Manzanares. Y no parece pues tener especial prisa en sacar adelante los trabajos en La Peineta.

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Entre medias, se ha cruzado una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) con fecha de enero de 2012 que anuló “por no ser conforme a derecho” la modificación urbanística de la ribera del Manzanares. Los jueces alegan que se supera el límite de tres alturas más ático estipulado por la ley regional del suelo. Tanto el Ayuntamiento como la Comunidad alegan que esa prohibición “se refiere a nuevos desarrollos, no a suelo ya consolidado”. Se ha recurrido al Tribunal Supremo, por lo que la operación entera está sujeta a los que decidan los magistrados, y a cuándo lo decidan.

Es por ello que, en su informe al Comité Olímpico Internacional, la candidatura explica: “Con independencia de que Madrid organice los Juegos, actualmente se están realizando obras en el estadio para convertirlo en uno de los más modernos del mundo. Su finalización está prevista para 2015, y el responsable de su construcción y financiación es del Ayuntamiento de Madrid, propietario de la sede, que ha aportado las correspondientes garantías”. Es decir, que La Peineta se remozará pase lo que pase en la ribera del Manzanares, porque el Ayuntamiento se encargará de pagar las obras si hace falta.

El problema es que el Ayuntamiento de Madrid no tiene esos 160 millones de euros, ni los va a tener de aquí a 2015, de acuerdo con el plan de ajuste que aprobó por mandato del Ministerio de Hacienda para hacer frente a su deuda con proveedores, superior a los 1.000 millones de euros. Y tampoco tiene capacidad de endeudarse. ¿De dónde saldrá pues ese dinero?

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