Un viaje a las raíces romanas
Juan Eslava recorre las 'Ciudades de la Bética' en su último libro
El escritor Juan Eslava Galán (Arjona, Jaén, 1948) está convencido de que lo fundamental de Andalucía son sus raíces romanas. “¿Por qué hablamos en castellano, que viene del latín, y no en árabe?”, se pregunta para defender su última obra, Ciudades de la Bética, un recorrido por las huellas de la civilización romana en aquella próspera provincia cuyos límites casi coincidían con los de la Andalucía actual. La novela se presenta como una especie de guía arqueológica, pero nada convencional. “He querido aproximarme al modo de vida y a los lugares romanos, pero de una manera divertida”, comenta Eslava.
En Ciudades de la Bética, editada por la Fundación José Manuel Lara a través de su colección Ciudades andaluzas en la Historia, el escritor arjonero no abandona su habitual toque de humor irónico con el que intenta poner en valor las raíces grecorromanas de Andalucía y mostrar que no somos tan distintos a nuestros antepasados. Lo hace de la mano de dos viejos personajes, Bonoso y su huésped escocés Angus, que ya aparecieron en 2004 en su novela El paraíso disputado, donde Eslava recorrió los castillos y batallas de Jaén. A los dos les une su interés por la arqueología y de ahí su viaje por antiguas ciudades de la Bética, entre ellas Híspalis (Sevilla), Itálica (en Santiponce), Acinipo (Ronda la Vieja), Carmo (Carmona), Astigi (Écija), Urso (Osuna), Malaca (Málaga), Gadir (Cádiz), Corduba (Córdoba) o Cástulo (Linares).
En la ciudad ibero-romana de Cástulo, puesta en valor en el último año gracias a los importantes hallazgos arqueológicos, transcurren buena parte de las peripecias de los dos personajes novelados por Eslava. “Cástulo tuvo una gran importancia en época de romanos y cartagineses y, sin duda, estamos ante un yacimiento de la misma importancia que Itálica”, subraya el también autor de novelas como En busca del Unicornio (Premio Planeta 1987) o, la más reciente, Últimas pasiones del caballero Almafiera.
Además de debatir sobre costumbres y curiosidades de la época, los personajes de la novela de Eslava Galán incluyen comentarios de la más reciente actualidad, como los asaltos a los supermercados por jornaleros. Eso sí, deja claro que “no he querido interferir en los comentarios de mis personajes, no siempre políticamente correctos”.
Con una evidente intencionalidad didáctica, Eslava se aproxima también a las importantes relaciones comerciales en la Bética. Y mención especial merece el comercio del aceite de oliva. Entre los siglos I y III el aceite bético ganó tal reputación que se hizo imprescindible en Roma. “Casi toda la cosecha se transportaba por vía marítima en ánforas olearias desechables”, resalta Eslava Galán, que apunta que a lo largo del Guadalquivir y el Genil se han encontrado unos 80 alfares fabricantes de ánforas y ocho puertos fluviales para el embarque del aceite.
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