Vuelven las protestas al transporte
La EMT admite un seguimiento masivo de sus trabajadores a la huelga El viernes, autobuses y metro coinciden en los paros
Los conductores de autobús urbano secundaron ayer una protesta contra los recortes de forma masiva. No porque lo dijeran los sindicatos que lo representan, que suelen elevar al máximo el porcentaje de respaldo (ayer aludieron al 100%). Si no porque también, y esto es menos habitual, la Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT) cifró en el 72,4% el seguimiento del paro de la mañana. Ambas partes coincidieron en que no se habían producido incidentes y “prácticamente” se cubrieron los servicios mínimos.
La protesta de los autobuses, que siguieron por la tarde, abre una nueva semana de movilizaciones, que arrancaron en septiembre, contra la eliminación de la paga extraordinaria y otros derechos recogidos en los convenios de ambas empresas públicas.
Los trabajadores de la EMT y los de Metro coinciden el viernes 21 de diciembre, último día de los paros convocados hasta la fecha en los autobuses. En el suburbano continuarán las huelgas parciales (con paros de dos y tres horas por turno) todos los días hasta el 31 de diciembre, excepto el 25 de diciembre, Navidad.
Las dos empresas públicas replican desde el inicio de las protestas que no tienen capacidad de negociación en una decisión que proviene directamente del Gobierno central, que aprobó el pasado julio retirar la paga extraordinaria a todos los empleados públicos. LA TMB, gestora del transporte de Barcelona, ha buscado alternativas para que sus empleados sigan cobrando. También lo hizo el Gobierno de Navarra, cuyo caso ha llegado al Constitucional, que ha paralizado los pagos de la extraordinaria.
En el caso de Metro, además, se ha recrudecido con accidentes y cruce de acusaciones. La empresa pública y la Consejería de Transportes acusaron la semana pasada a los trabajadores de un “sabotaje sindical” después de que se produjeran varios incidentes durante la primera jornada de protesta de diciembre, el día 13. El consejero Pablo Cavero aseguró ayer que no permitirá “que ningún trabajador de Metro haga ningún sabotaje”, según palabras recogidas por la agencia Efe.
Un tren con 600 pasajeros quedó atrapado durante más de 50 minutos el pasado jueves en un túnel de la línea 8, la que va al aeropuerto, porque alguien accionó al menos en tres ocasiones el freno de emergencia. Además, se produjeron desperfectos en otras cuatro estaciones más, como manipulaciones de las puertas.
Metro ha denunciado el asunto a la policía y señala directamente a los sindicatos, aunque admite que no tiene pruebas concretas y no ha facilitado la denuncia a este periódico. Los sindicatos replican que no son responsables de esos incidentes. En el caso de tres estaciones (Capricho, Alameda de Osuna y Casa de Campo, en la línea 5) donde se produjeron averías en las puertas, solo los trabajadores de la línea y el personal de mantenimiento tienen acceso a esas instalaciones. En el resto de incidentes, son espacios abiertos al público.
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