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Besteiro quiere golpear primero

El presidente de la Diputación de Lugo prepara el lanzamiento de su candidatura para liderar el PSdeG Su plan pasa por adelantarse a Blanco, su probable rival

De izquierda a derecha, Blanco y Besteiro durante un comité nacional del partido celebrado hace un año en Santiago.
De izquierda a derecha, Blanco y Besteiro durante un comité nacional del partido celebrado hace un año en Santiago.OSCAR CORRAL

El presidente de la Diputación de Lugo, José Ramón Gómez Besteiro, quiere golpear primero en el PSdeG y adelantarse a sus rivales internos en la carrera por la sucesión del actual secretario general, Pachi Vázquez. Besteiro ha tanteado a dirigentes socialistas de todos los sectores y, según las fuentes consultadas, prevé lanzar su candidatura a liderar el partido en las próximas semanas. El objetivo es neutralizar al ministro de Fomento, José Blanco, que sigue midiendo los tiempos mientras confía en que le llegue la absolución definitiva del Tribunal Supremo donde continúa imputado por la Operación Campeón.

Fuentes cercanas a Besteiro admiten los contactos con compañeros de partido pero niegan que la decisión esté tomada e invitan a esperar esperar acontecimientos. La lista de comensales que ha ido sentando a su mesa durante las últimas semanas es larga y heterogénea. Abarca desde dirigentes críticos con la actual dirección como la portavoz en A Coruña, Mar Barcón, y el exsecretario general de Pontevedra Modesto Pose; pasando por pesos pesados del socialismo durante décadas como Salvador Fernández Moreda; el exministro Francisco Caamaño o el actual alcalde de As Pontes, Valentín Gónzález, entre otros. En todos esos encuentros Besteiro ha sondeado a sus interlocutores sobre cómo verían su candidatura para pilotar el PSOE gallego. La mayoría de dirigentes ha sacado la misma conclusión: el presidente de la Diputación de Lugo está resuelto a dar el salto y su estrategia pasa por hacer pública su decisión antes de Navidad para ganar ventaja de cara al congreso que previsiblemente se celebrará la próxima primavera.

Esas mismas fuentes sostienen que el presidente provincial no solo ha soltado amarras con Blanco sino que está dispuesto a plantarle batalla si el exministro se decide a pujar por el liderazgo del PSdeG. La relación entre ambos se ha deteriorado desde el último congreso nacional, celebrado el pasado marzo, por las reticencias de Besteiro a que la delegación de Lugo apoyase en bloque la candidatura alternativa de Elena Espinosa, apadrinada entre otros por el propio Blanco.

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Entretanto, la dirección del PSOE gallego mantiene la incógnita sobre la convocatoria del congreso nacional para el que todavía no hay fecha y algunos de sus más enconados opositores temen que Vázquez decida enrocarse a la espera de acontecimientos. Quienes están más cerca del secretario general descartan una maniobra para perpetuarse y sostienen que el relevo se producirá de acuerdo con el calendario que señale la dirección federal, a mediados de febrero.

Mes y medio después de la debacle electoral, el PSOE gallego es lo más parecido al paisaje después de la batalla. Apenas quedan rescoldos de una contienda en la que han perdido todos y el parte de lesiones es abultado: con la pérdida de siete diputados quedan heridos de muerte quienes han mandado desde 2009 pero las guerras intestinas también dejan tocados a quienes intentaron sin éxito durante tres años enteros tumbar al secretario general. La reciente presentación del libro del expresidente y antiguo líder del PSdeG Emilio Pérez Touriño ha contribuido a enrarecer aún más el ambiente porque pocos son los compañeros que se consideran bien tratados en unas memorias que directamente despellejan a Pachi Vázquez y a su otrora número dos y conselleiro del bipartito, Ricardo Varela.

Ese “solar” que describen incluso quienes se han mostrado más neutrales en las luchas fratricidas complica la tarea de reconstrucción y los consensos en torno a futuros líderes. Entre los que han salido escaldados figura el exministro Fran Caamaño, que ha desencantado a quienes le siguieron en la candidatura de Chacón al congreso federal y del que también recelan sus compañeros de la actual Ejecutiva. La prueba es el papel que le ha reservado el grupo parlamentario, donde ejercerá como portavoz de Cultura.

La mayoría de dirigentes consultados admite que tanto Besteiro como Blanco lanzan señales inequívocas de que van a dar el paso. El primero ha sobrevivido sin demasiados rasguños gracias a su ambigua postura en el último congreso nacional y resguardado en la Diputación. Pero muchos compañeros, lejos de considerarlo una virtud, lo achacan a su costumbre de no mojarse en los debates y le reprochan que mantenga un discurso poco definido, incompatible con la transformación y los nuevos retos que debe asumir el Gobierno gallego.

La hipotética candidatura de Blanco también comporta luces y sombras a los ojos de los que deben avalarla. Los más críticos sostienen que ya ha pasado su hora y que la sociedad solo puede ver en él un rostro del pasado ligado al zapaterismo y al aparato de siempre del PSOE, que vive horas muy bajas. Es el mismo sector que, cuando en el comité nacional del pasado 10 de noviembre el exresponsable de Fomento propugnó la necesidad de plantear “liderazgos compartidos” y de que las estrategias no las decidan un puñado de personas, decidió afeárselo con un tenue abucheo. No fue la mayoría de los presentes porque, aunque el exministro ya no es el todopoderoso dirigente que venía a Galicia a inaugurar aeropuertos o licitar kilómetros de AVE, sigue siendo una persona respetada en el partido. Además suma el aval de agrupaciones con peso como la de Vigo y de destacados cargos socialistas.

La posibilidad de que surja una tercera vía no se descarta y en ese sentido deben interpretarse las palabras del expresidente Emilio Pérez Touriño, que en algunas entrevistas ha vuelto a señalar a la exconselleira María José Caride como una de las personas llamadas a liderar el futuro del PSdeG. El de la portavoz municipal en A Coruña, Mar Barcón, es otro de los nombres que baraja el sector crítico, si bien sus apoyos sostienen que solo concurrirá en el caso de que no lo haga Blanco.

Pero el sentir unánime es que el partido volverá a errar si opta por un mero cambio de caras. Coherente con ese diagnóstico, ha surgido una plataforma que exige renovar el ideario político y recuperar “la credibilidad de la izquierda”. El manifiesto original reivindica un “socialismo cívico” que cultive complicidades con el nacionalismo y persiga la configuración de mayorías siempre desde la izquierda. En ese colectivo figuran exdiputados como el exportavoz parlamentario Xaquín Fernández Leiceaga, el teniente de alcalde en Pontevedra, Antón Louro, junto a militantes más jóvenes como el anterior alcalde de Fene, Ivan Puentes, y un grupo de concejales que no gobiernan de esa misma generación que ya pasa de los treinta.

La tarea que tiene ante sí el socialismo gallego es ingente y el panorama ante las próximas municipales, incierto: los últimos comicios dejan entrever que el PP sufre un desgaste mayor en feudos urbanos pero las complicaciones judiciales del regidor lucense, Xosé López Orozco, de nuevo imputado en un sumario por corrupción y la dimisión del regidor ourensano Francisco Rodríguez, en libertad condicional por un caso aún más grave, amenazan la hegemonía socialista en dos de las tres ciudades que aún controlan. Además, quienes han dirigido la última campaña lamentan su escasa implantación en la sociedad gallega frente a un PP muy imbricado en el tejido social donde maneja desde cofradías de pesca, clubes de futbol modestos y asociaciones de vecinos. Es la callada tarea que Vázquez se propone acometer antes de entregar las riendas de la organización. “Trabajaré para que nadie herede un partido como el que me han dejado a mí”, ha contado en los últimos días a un estrecho colaborador, que da por hecha su salida de la secretaría general. Otra cosa es el Parlamento, donde Vázquez prevé mantener su escaño durante toda la legislatura.

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