La oposición endurece su mensaje ante la llamada al acuerdo del PNV
Egibar ve “positivo” el debate entre los planteamientos de Urkullu y Mintegi
La oposición se apresta a aprovechar el debate de investidura de la próxima semana, en el Parlamento vasco, para evidenciar, de entrada, la soledad política del PNV en el arranque de legislatura y, a su vez, condicionar algunas de las posiciones estratégicas de su futuro gobierno sobre todo en asuntos relativos a la crisis y al marco jurídico. EH Bildu, PSE-EE y PP han elevado el tono de su mensaje crítico coincidiendo, paradójicamente, con la muestra de mano tendida del portavoz jeltzale, Joseba Egibar, que admite la dificultad de hacer frente en solitario a los desafíos que les aguardan.
Esta diferencia argumental tomó cuerpo mientras PNV y EH Bildu presentaban a sus respectivos candidatos a lehendakari, Iñigo Urkullu y Laura Mintegi, y el PSE-EE, a su vez, buscaba su cuota con nuevas iniciativas en la Cámara.
Los nacionalistas pretenden distraer la incomodidad que les supone la visualización mediática de Mintegi como una alternativa a Urkullu. Para ello, Egibar dio la vuelta a la situación y lanzó un dardo a su principal rival político al afirmar que puede ser “positivo” este debate entre ambos candidatos “después de 35 años del fracaso estratégico de la izquierda abertzale”.
Pero la coalición soberanista aprovechará la ocasión precisamente para adecuar un discurso que retrate las diferencias entre los dos partidos, con dos modelos alejados. Julen Arzuaga lo dejó muy claro al acabar con los trámites de la candidatura de Mintegi: “Venimos a proponer nuestras líneas de oposicíón a las políticas de derechas y neoliberales, al continuismo”, dijo. EH Bildu está decidida a desempeñar una oposición “responsable”, aseguró Arzuaga, pero “vehemente” en los aspectos en los que se complique el acuerdo. “Del primero al segundo partido las distancias son muy cortas, esto no es Cataluña”, reparó.
EH Bildu participará en la ponencia sobre paz y convivencia
En esta pelea, los socialistas ya advierten de que “no vamos a entrar”, aunque aprovecharán el debate de investidura para “fijar nuestras posiciones” en base al argumentario sobre el que viene insistiendo Patxi López.
Posiblemente la iniciativa del PSE sobre la ponencia de paz y convivencia será una piedra de toque para comprobar la actuación abertzale. Los socialistas pidieron ayer que se constituya esta ponencia “para concluir lo que haya quedado pendiente”.
Al igual que ocurre con las recientes propuestas del PP relativas a la disolución de ETA y al reconocimiento del daño causado, también el PSE busca el flanco más débil de EH Bildu en cuestiones relacionadas con la violencia. Sin embargo, los abertzales vienen con la lección aprendida y en esa línea Arzuaga confirmó en el Parlamento que la coalición estará en la ponencia de paz y convivencia. Con este anuncio hizo bueno el deseo del portavoz socialista, José Antonio Pastor, que en otra sala había instado a EH Bildu a que fueran “coherentes” y que “no tengan excusas para no participar” en la ponencia.
Arzuaga, de paso, aprovechó para contragolpear y así criticó por “insuficiente” el trabajo anterior de esta comisión, subrayando ahora que su propósito es que en ella se hable de la “paz, la solución y las consecuencias del conflicto”. En la recta final del anterior período de sesiones, la presencia de Aralar en esta ponencia fue la gota que colmó el vaso de la ruptura entre el sector de Aintzane Ezenarro y quienes asumieron la retirada exigida desde la izquierda abertzale.
En este contexto de abierta oposición política empiezan a cruzarse los mensajes de la incipiente legislatura. Así las cosas, desde el PNV se proyecta una comprensible voluntad de allanar el camino a posibles acuerdos, como hizo ayer Egibar, porque asume la desproporción entre la magnitud de los retos pendientes y la debilidad de un Gobierno vasco sustentado en 27 de los 75 parlamentarios. “Hay una disposición plena desde el PNV para llegar a acuerdo porque por sí solo no se puede”, remarcó el portavoz jeltzale.
Precisamente esta llamada al entendimiento sobre la base de un Ejecutivo en solitario irrita a los socialistas, una vez desatendida su oferta de colaboración. A juicio de Pastor, “gobernar en solitario no es precisamente una fórmula de liderazgo compartido”, avisó. Al PP le ocurre lo mismo, aunque sigue a la espera de que se avance en un acuerdo interinstitucional al que ayer volvió a referirse Egibar y que no acaba de concretarse. Antonio Basagoiti entiende como “prepotencia” la dcisión nacionalista de gobernar en solitario. Con todo, a quien menos parece importarle la tipología del Gobierno Urkullu es a la izquierda abertzale. Su propósito es asentar la existencia de “un modelo, un estilo y un proyecto distintos”, como abundó Arzuaga.
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