La Generalitat delega al Gobierno central el pago de las subvenciones a autónomos
En la Comunidad Valenciana hay alrededor de 6.000 emprendedores que llevan dos años sin cobrar
“Nos sentimos estafados y lo que queremos es que no sigan engañando”, sentencia Miguel Pacheco, un autónomo de 38 años que lleva esperando más de un año a recibir una subvención de la Generalitat. Es uno de los más de 6.000 casos que hay en la Comunidad Valenciana y el coordinador de una plataforma virtual para exigir el pago de unas ayudas prometidas por el gobierno para los nuevos emprendedores. Ayer, la consejera de Educación, Empleo y Formación, María José Catalá, se reunió con varios representantes y les señaló que cobrarán la deuda de 2010 y 2011 "si llegan fondos del Gobierno Central".
El encuentro tuvo lugar después de una larga temporada en lucha. Solo en el mes de noviembre, los congregados en el colectivo acudieron a sendas celebraciones del día del emprendedor en Alicante, Castellón y Valencia para mostrar su malestar. En esta última, por fin, se comprometieron a dialogar sobre una deuda que ronda los 35 millones de euros, según estiman los autónomos. "No nos han confirmado nada", aclaró Pacheco, "pero al menos se ha terminado tanto tiempo de silencio administrativo". "Si no llega el dinero a final de año, planearemos nuevas acciones", añadió.
A los emprendedores les invade una sensación de "fraude" y "frustración"
Según explica, él se acogió al Fomento del Empleo dirigido a Emprendedores confinanciado por el Fondo Social Europeo y que ofrece el Servicio Valenciano de Empleo (Servef) desde 2006. Tal y como aparece en las bases, el Consell daba una subvención de entre 5.000 y 7.000 euros a las personas inscritas al paro que montaran un negocio. Este tipo de ayuda se ha ido renovando año tras año hasta este mismo agosto. Sin embargo, desde 2010 dejaron de pagar.
“Me engañaron”, expresa Carmen Molina, una mujer alicantina de 47 años. Ella montó un centro de estética porque le parecía “una buena idea”. Empeñó mucha más cantidad que la que podía recibir, pero lo consideraba una “ayudita”. El negocio, situado en Benalúa, lo inició en abril de 2010. A finales de Julio le aprobaron la subvención, pero no recibió esta confirmación hasta octubre.
Todos coinciden en la sensación de "frustración" que supone el impago. Vera Moltó Sevilla, una joven fisioterapeuta, montó su consulta en el centro de Valencia en enero de 2011. Ella solicitó un préstamo bancario que le aumenta cada mes debido a los intereses y que es incapaz de cancelar por la deuda del Consell. "Adiós a abrir nuevos servicios y a dar trabajo a alguien más", se queja. Como ella, Carmen y José, una pareja de 45 años de Alicante, se decantaron por invertir teniendo en cuenta la ayuda. Abrieron hasta dos negocios compartiendo local en Callosa del Segura. A ella le aprobaron 7.000 euros y a él 5.000. "Nos animamos gracias a la subvención", confiesan, "porque queríamos seguir cotizando y no quedarnos sin pensión". A día de hoy, el negocio no les va mal pero los 12.000 euros "les vendrían muy bien para contratar a alguien más".
El problema se agrava para aquellos que tienen mayor dificultad para mantenne la empresa creada. A estos establecimientos se les deniega la ayuda si cierran antes de los tres años desde su fundación. "Por eso, en algunos casos, están esperando a que desistan para ahorrárselo", protesta Miguel Pacheco mientras suelta el último argumento contra la Administración: "Además, dicen que se preocupan por crear empleo, pero si no nos pagan tampoco podemos crear nosotros puestos de trabajo. Es una pescadilla que se muerde la cola".
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