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“Solo con el talento no basta”

El prestigioso Riccardo Chailly dirige 'La Bohème' y la 'Novena' de Beethoven en el Palau de les Arts

Ferran Bono
Riccardo Chailly, en la sala principal del Palau de les Arts.
Riccardo Chailly, en la sala principal del Palau de les Arts.MÒNICA TORRES

En la cuna ya escuchaba música. A los tres años, espiaba a su padre cuando componía, mientras su madre ensayaba con el arpa. A los 20, fue el ayudante de Claudio Abbado en La Scala de su Milán natal. A los 29, dirigía la Orquesta de la Radio de Berlín, y a los 35, una de las mejores formaciones (para muchos, la mejor) del mundo, la Concertgebouw de Amsterdam. Hoy, con 59 años, Riccardo Chailly es uno de los más prestigiosos directores del panorama musical internacional y el titular de la orquesta más grande y antigua, la Gewandhaus, de Leipzig, con más de 235 años y 185 músicos.

Este sábado dirigirá una de las orquestas más jóvenes, la de la Comunitat Valenciana, interpretando La bohème en su debut en el Palau de les Arts. "La gran ventaja de esta orquesta en su libertad mental. Con esa libertad toca a Puccini, sin la influencia de la tradición. E instrumentalmente es de primera categoría, con un sonido joven y potente", apunta Chailly, siempre dispuesto a romper con la rutina del repertorio. 

Recientemente, grabó una discutida (y premiada) integral de Beethoven con el tempi original, ha repitido la fórmula con Brahms y ahora espera ofrecer una interpretación lo más fiel posible a la escritura de su admirado Puccini que, "como Mahler, temía la distorsión interpretativa y no tenía ninguna confianza en los que se dedicaban a interpretar". "Puccini, Mahler y Rachmaninov tenían en su pensamiento ese peligro de la distorsión interpretativa", añade en un correcto español trufado de italianismos.

Chailly se muestra solícito, tranquilo, "muy feliz" de haberse recuperado plenamente de sus dolencias cardíacas que "no sólo están ligadas a la intensidad de la experiencia operística", sino más bien a la "cercanía de los 60 años", comenta con media sonrisa.

Puccini, Mahler y Rachmaninov tenían en su pensamiento el peligro de la distorsión interpretativa

Rompe a un reír cuando sugiere que, tal vez, su origen lombardo, por su proximidad a la "influencia del antiguo imperio austro-húngaro", explica su carácter menos propenso a lo que se considera característico de la gestualidad latina.

Nacido en el seno de una familia de músicos, no es difícil deducir que los genes y el ambiente que respiró en casa marcaron su vida. Chailly, en cualquier caso, añade que sin formación, no hay nada, y concluye que el músico "nace y se hace". "Tiene que ser talentoso, pero sólo con talento no basta. Tiene que ir paralelo con la preparación intelectual. Tiene que haber un equilibrio, porque un exceso en una de las dos partes no garantiza la calidad", sostiene el maestro, que acaba de grabar el disco Viva Verdi.

En Leipzig, donde se instaló en 2005, ha hallado un equilibrio entre tradición y modernidad. En la ciudad natal de Wagner, en la que Bach cantó y escribió sus misas, Chailly ha encontrado una gran receptividad entre los músicos y el público a los encargos a compositores contemporáneos y a su gusto por los músicos del siglo XX. Llovía sobre mojado, porque el histórico director Kurt Mansur ya había grabado obras de Gershwin con la orquesta de la Gewandhaus, cuyo 185 músicos cubren los conciertos de abono, las óperas y las obras sacras de Bach. Su dedicación a la orquesta sajona y sus compromisos adquiridos explican que no fructificaran las conversaciones de hace unos pocos años con Helga Schmidt, intendente del Palau de les Artys, para ponerse al frente de su orquesta, ni la propuesta del Teatro Real de principios de la década del 2000. 

Lamenta Chailly que la crisis económica, que se traduce en recortes brutales en el mundo de la cultura, pueda llevarse por delante el "increíble patrimonio musical de Italia" y también todo lo que ha hecho España en este sentido "en los últimos 30 años", y en particular el Palau de les Arts. Defiende que el uso de dinero público para la música, para la ópera, está más que justificado por la historia y por la cultura de un país.

La bohème se representará los días 2, 5, 8, 12, 15 y 18 de diciembre en el Palau de les Arts, donde RIccardo Chailly también dirigirá la Novena de Beethoven los días 14 y 16 de diciembre. El día 19 lo hará en el Palacio de Congresos de Alicante.   

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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