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FLAMENCO | Argentina

Un caramelo de canela

Su nuevo proyecto recupera palos en desuso (garrotines, serranas, cantes del piyayo) y requiere de buen oído flamenco

Algo empieza a suceder con Argentina. No es normal que una mujer de su juventud despierte tanta curiosidad, concite semejante aluvión de miradas y reserve dos noches consecutivas en el Teatro Lara, ampliadas finalmente hasta tres. La contemplan solo 28 años, pero anoche, en el estreno de su tercer álbum (‘Un viaje por el cante’), pareció evidente que su figura se va agigantando. Y eso que este nuevo proyecto, en el que recupera palos en desuso (garrotines, serranas, cantes del piyayo), requiere de buen oído flamenco.

Canta la onubense con voz hermosa y la congoja justa, y deja su timbre un regusto a caramelo de canela. Dulce pero sin melaza, con el punto adecuado de picor. El suyo es flamenco por derecho, sin apenas margen para la trivialización, pero logró prender el entusiasmo en una platea de la que brotaban olés espontáneos. Sobre todo a partir de la ‘Malagueña de Baldomero Pacheco’, interpretada con la sola compañía del guitarrista jerezano José Quevedo “Bolita”, músico de maravillosos dedos y algún que otro innecesario virtuosismo.

Fueron hermosos los duelos guitarrísticos entre Bolita y Eugenio Iglesias, con la aportación de los jóvenes hermanos palmeros Los Mellis, el percusionista José Carrasco (espléndido cajón en ‘La aurora’) y el baile racial y aparatoso de Torombo en ‘Viva Andújar’. Pero la voz de María López Tristancho lo eclipsa todo; en especial cuando aborda, sola, esplendorosa y sin amplificación alguna, la ‘Toná grande’ desde el borde del escenario.

Mujer de belleza adusta, melena recogida y porte contrito en la primera mitad, más imponente y espigada hacia el final, Argentina escoge con gusto hasta la escenografía. La sobria combinación de cortinajes rojos y ladrillo visto parecía metáfora de su quehacer, a un tiempo apasionado, tradicional y desnudo. Para el recuerdo, el melisma prolongado e imaginativo en ‘Maleta de Levante’, recibido con grandes ovaciones.

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