Reflejos de un vacío existencial
El tándem Muntean/Rosenblum retrata en el CAC la crisis de identidad de la sociedad
El culto a la juventud, ese que lleva a retardar lo más posible la llegada de la madurez y la vacuidad de un mundo regido por las redes sociales, donde uno se cree más vivo en función al número de seguidores que atesora o al grado de exposición pública de su propia existencia son una constante en la sociedad actual. Elementos que sirven para camuflar la soledad y el miedo que atenaza ante la incertidumbre de un futuro poco prometedor.
Así al menos lo creen y lo reflejan en sus obras el tándem formado por el austriaco Markus Muntean (Graz, 1962) y la israelí Adi Rosenblum (Haifa, 1962), pinturas en las que esta pareja artística de hecho, desde hace dos décadas, se cuestiona el momento de desorientación existencial y la crisis de identidad que padece el mundo contemporáneo. “Todos deben preocuparse si han experimentado suficientes cosas interesantes últimamente, nadie quiere que se le pille viviendo una vida aburrida”, resaltan los artistas.
Ambos han presentado este viernes en el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (CAC) The management of insignificance (La gestión de la insignificancia), un proyecto específico para el centro basado, como ya han hecho en otras ocasiones, en los elementos del famoso videojuego de simulación social y estrategia, Los Sims, en el que el que el jugador construye la vida de una familia que habita un hogar típico americano.
En esta exposición, abierta hasta el próximo 20 de enero, confluyen pintura, escultura, performance y vídeo. Un grupo de elementos escultóricos, dispuestos alrededor de un elemento central, configura una escenografía que recuerda a un centro deportivo, con su cinta de correr y los bancos de los vestuarios, junto con una selección de pinturas realizadas entre 2010 y 2012, algunas de ellas nunca expuestas antes.
Sus obras, en las que grupos de jóvenes posan cual modelos de las revistas de estilo, lánguidos y con mirada perdida, desarrollan una reflexión sobre la deriva generacional en la que se ven sumidos los personajes que las pueblan. Personajes que recuerdan los miedos, la muerte, la belleza efímera, la soledad, las inseguridades e incomunicaciones y la pérdida de la inocencia.
En estas pinturas se combinan la imagen con textos en inglés dispuestos en la parte inferior. Los textos, supuestamente profundos y filosóficos, se extraen de revistas y libros. El margen blanco que enmarca las escenas con las esquinas redondeadas sugiere el mundo ficticio y virtual en el que se desarrolla hoy la vida. Estos textos aportan una nueva ambigüedad para la libre interpretación del espectador. “Más allá de la explosión de los medios de comunicación, lo que en realidad compartimos paradójicamente es el dolor, que de manera intrínseca forma parte de la existencia humana”, afirman los artistas. Es este sentimiento compartido el que actúa como hilo conductor y sobre el que se invita a reflexionar mientras se contempla su obra, que ha sido expuesta en prestigiosas salas de todo el mundo, como De Appel (Ámsterdam), la Tate Britain (Londres) o la MWMWM de Nueva York.
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