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Aguas fétidas para un embalse protegido

Fenosa plantea al Gobierno central construir una nueva tubería para verter desde el pantano de As Conchas, infestado de cianobacteria y teñido por completo de verde, al de Salas, en buen estado e integrado en un parque natural

Mancha tóxica en el embalse de As Conchas en el río Limia
Mancha tóxica en el embalse de As Conchas en el río LimiaNACHO GÓMEZ

Gas Natural Fenosa quiere redoblar el partido que le saca al turbinado de las aguas entre el embalse del limpio río Salas, en el municipio de Muíños, y el de As Conchas, podrido por los purines, fertilizantes y fungicidas que arrastra el Limia y encajado entre los ayuntamientos de Lobeira, Muíños y Bande. Actualmente, la inyección de agua va solo en un sentido, a través de una tubería, desde el pantano limpio, que forma parte de un Lugar de Interés Comunitario (LIC), Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), Parque Natural (Baixa Limia-Serra do Xurés) y Reserva de la Biosfera, hasta el contaminado con la cianobacteria Microcystis aeruginosa, que produce toxinas hepáticas. Pero sobre la mesa del Ministerio de Medio Ambiente está posado ya, según denunció esta semana la Sociedade Galega de Historia Natural (SGHN), un proyecto de obra para aprovechar también la fuerza del agua en sentido inverso, vomitando el agua fétida de As Conchas al embalse del río Salas.

El plan de reversibilidad del sistema de conducción pretende utilizar las horas valle, aquellas en las que la demanda de energía eléctrica es menor, para bombear desde As Conchas al Salas, y luego emplear las horas punta para turbinar al revés. Este trasvase, previsiblemente, según los ecologistas, contaminaría las aguas de un embalse para el que actualmente la Xunta tramita ampliar la protección.

“El proyecto sería económicamente muy beneficioso para la empresa”, destaca la SGHN, “por la diferencia tarifaria entre horas punta y valle y porque aprovecharía una infraestructura ya existente”, toda ella de Fenosa: los dos embalses, la tubería (que habría que duplicar siguiendo el trazado actual) y la central eléctrica a las afueras de Mugueimes, donde ahora se produce el turbinado. Pero “el problema”, según el colectivo ecologista, “surge por el pésimo estado de las aguas del embalse de As Conchas, que padece una eutrofización galopante con graves consecuencias ecológicas, sanitarias y económicas”.

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Un portavoz oficial de Gas Natural Fenosa ha afirmado a este diario que la compañía "realizó consultas previas a empresas y personalidades de prestigio nacional e internacional en temas limnológicos", y que estos "sostienen que el movimiento de aguas que produciría el bombeo y posterior turbinado del agua entre los dos embalses sería beneficioso para mitigar el efecto de afloramiento de cianobacterias". La compañía informa, además, de que se trata de un "proyecto de modificación concesional", y asegura que para ello "adecuó" el estudio de impacto ambiental "a todas las consultas realizadas por la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental del ministerio. Una vez cumplida esta fase, según Gas Natural la tramitación sigue su curso, y el proyecto está pendiente de someterse a información pública.

El plan, que según Fenosa se llevará a cabo para "mejorar la eficiencia" del uso del agua, "no supone", añaden desde la hidroeléctrica, "la creación de ningún embalse, ni instalación adicional, más que el mejor aprovechamiento energético de la comunicación entre los dos embalses existentes" desde hace más de medio siglo, "ubicándose en el área de mejores condiciones geológicas y de integración en el entorno, con escaso impacto ambiental".

As Conchas, según el propio Plan Hidrolóxico da Demarcación Miño-Sil, se halla en “estado total malo” y no se aspira a que alcance el “buen potencial ecológico y el buen estado químico” hasta 2021. Mientras que el pantano de Salas (e incluso el tramo del río Salas que continúa más allá de la presa y desemboca en el Limia), según el mismo plan, presenta un “estado total bueno” y un “potencial ecológico bueno o máximo”. La SGHN ha enviado escritos para advertir de esta situación tanto al Gobierno central como a la Confederación Miño-Sil y la Dirección Xeral de Conservación da Natureza. “La culpa del estado de las aguas”, advierte el presidente de la SGHN, Serafín González, “no es de la hidroeléctrica; viene de más arriba”. Y con “más arriba”, el científico se refiere a “aguas arriba”, y a las Administraciones, por su “pésima gestión de los residuos orgánicos” en una zona, A Limia, atestada de granjas de pollos, con “montañas de estiércol de galliña” que arrastra la lluvia, y de cultivos en los que se emplean con insistencia los fertilizantes y los fungicidas.

Entre estas Administraciones, está la propia Confederación Hidrográfica Miño-Sil, que cuando esta contaminación (detectada ya en torno al año 2005) hizo saltar la alarma entre los vecinos, no tomó ninguna medida de socorro. El entonces presidente de la entidad, Francisco Fernández Liñares, principal imputado de la trama Pokémon, dijo que aquello no tenía la menor importancia, solo había, auguró, que “esperar a que llueva”. En primavera y verano de 2011, la proliferación de cianobacteria se disparó y persistió en 2012, cuando un equipo de la Universidad Complutense detectó en el agua cantidades elevadas de cobre (presente en los fungicidas pero también en el pienso y los excrementos de porcino, una ganadería dominante en la comarca, río arriba).

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