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De copa a copa y tiro porque me toca

En la capital aún se pueden encontrar locales de recreo donde pasar una divertida tarde Los más demandados son el Trivial, el Monopoly, el Risk y el clásico ajedrez

Juegos de mesa del Estar Café, en Tribunal.
Juegos de mesa del Estar Café, en Tribunal.C.M

“¿Dónde tuvo lugar la batalla de las Navas de Tolosa?”, pregunta Ricardo a Cristina. La joven saborea el batido helado de vainilla antes de contestar: “En Bailén”. Respuesta correcta. Vuelve a probar suerte con los dados. Ricardo le lleva un quesito de ventaja pero Cristina se muestra confiada; la partida de Trivial no ha hecho más que empezar. Estos veinteañeros decidieron pasar las horas previas a la noche de Halloween en el Estar Café, un local afincado en el barrio de Tribunal donde el cliente puede encontrar un centenar de juegos de mesa con los que entretenerse. El local, regentado por los hermanos Pedro y Delicias Sahuquillo, abrió sus puertas en 1979 como un pub donde saborear un café, un cóctel o un simple chocolate.

Aquellos primeros días, Pedro, de 60 años, aprovechaba las tandas entre café y café para echarse una partida al ajedrez con sus amigos. Para acabar con el aburrimiento de los acompañantes, el encargado se trajo de casa el pack de Juegos Reunidos Geyper y fue tal el éxito que pronto le siguieron otros clásicos como el Party, el parchís o el Tabú. Así hasta contar hasta 150 juegos apilados en un ajado armario que se posa en una de las paredes de color salmón del local.

Han pasado 33 años y el café bar sigue guardando su esencia; las mismas mesitas de mármol y sillas de madera que recrean el cuarto de estar de cualquier casa, la misma carta, algunos juegos descatalogados (“como el de Absolutas idioteces”, recuerda Pedro) y el mismo trato cálido de su camarera, Delicias. Todos los lunes por la noche se celebran las partidas de un torneo mensual de ajedrez cuyo único premio es ser el primero de la lista que cuelga en la pared cercana a la barra y que se renueva al finalizar cada campeonato.

Ruta de los pasatiempos

  • El Tren (Blasco de Garay, 47)
  • Estar Café (Vicente Ferrer, 20)
  • Red Bar (Vicente Ferrer, 22)
  • La Hemeroteca (Avda. de Filipinas, 14)
  • The Wall (Corredera Baja de San Pablo, 47)
  • Café Manuela (Calle de San Vicente Ferrer,29)

Este espacio, frecuentado sobre todo los fines de semana y los días de lluvia, no es el único que ofrece juegos de mesa para pasar el rato. En la misma calle de San Vicente Ferrer se encuentra el Café Manuela y el Red Bar. El primero también abrió sus puertas en 1979 pero no fue hasta 1992 cuando Jesús Guerrero, su dueño se animó a comprar juegos para sus clientes.

Con más de un centenar de pasatiempos en sus estantes, debajo de los sofás de moqueta, se esconden los más antiguos: las damas, el ajedrez, el parchís y la oca. En el establecimiento también se pueden encontrar juegos traducidos al inglés o al francés. Víctor Guerrero, trabajador del café, admite que los que requieren partidas más largas, como el Monopoly o el Risk, se “esconden” para que el cliente se decante por jugadas más breves. “Si alguien nos los pide lo sacamos en seguida pero el problema de estos juegos es que los contrincantes están más pendientes de la partida que de consumir", argumenta Guerrero. Los hermanos Sahuquillo comparten ese aspecto: “Los asiduos a estos locales, sobre todo chavales y universitarios, vienen para jugar y no para consumir pero nosotros disfrutamos muchísimo con ellos”, aseguran. Así lo demuestra la treintena de años dedicados al café bar.

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Cuando Antonio Remesal, dueño del pub El Tren, compró el Pictionary —un juego que consiste en adivinar una palabra a través de un dibujo hecho sobre papel— no se imaginaba la buena acogida que tendría. Situado en Chamberí, este pub es uno de los espacios lúdicos más emblemáticos de la capital. “Hay auténticos 'adictos' a los juegos de mesa que vienen todos los fines de semana o incluso diariamente. Tengo clientes de Fuenlabrada y de Carabanchel”, asegura Antonio, que regenta el pub desde 1986. Es tal su predilección por los juegos que incluso les ha dedicado un cóctel: el Comecocos, regado con vodka, Licor 43, granadina y leche.

Otro de los sitios de recreo madrileños es The Wall Bar, en el barrio de Malasaña, abierto desde el pasado año. Inspirado en los locales recreativos de los años noventa, lo primero que llama la atención al llegar es la máquina recreativa Arcade, con más de 150 juegos. El armario de la entrada está repleto de cómics, juegos de mesa, discos de vinilo, cartas de póquer e incluso el clásico juego de la oca. Que empiece la partida.

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