La época

Encuentro electoral en hotelazo entre el Ministro de Industria y el Gremio de Hoteleros de Barcelona. Se trata de un encuentro con cierta depuración del lenguaje, que hay niños. De hecho, el acto rezuma cosa chachi hasta que se inicia el turno de palabras, momento en el que se empieza a dibujar la época. Joan Gaspart, rompe el hielo. Se felicita porque es la primera vez que un ministro y los hoteleros de BCN se reúnen. Un posible indicativo de que, desde hace unos años, el PP ha puenteando a CiU como interlocutor del empresariado en Madrid. Ahora es el PP quien lubrica relaciones con el Legislativo y con el Ejecutivo. Por algún fiscal, se sabe que los hoteleros de Baleares, agradecidos por esos servicios abnegados, lubrican a su vez al partido que lubrica. Gaspart critica lo del IVA. Brrrr. Pero felicita al Ejecutivo por dos lubricaciones: la Ley Laboral y la Ley de Costas. Habla del modelo público-privado —que tal vez se podría explicar a los niños como el Lubrication System—, y le augura un gran futuro —lo tiene; en España o en un nou Estat de la UE—. Una vez realizado el dibujo de la época, otros empresarios lo colorean. Uno pide que se acelere la reforma Wert de la Ley de la Propiedad Intelectual. Y rapidito. Otro pide mayor aumento en la calidad hotelera —es decir, pasta—. Otro líneas de crédito —pasta, indeed—; estos emprendedores piden más que un parásitosindicalista subvencionado. Otro, que no se entera, pide energía más barata. Algo imposible. España, tras Chipre y Malta, esas potencias, dispone del recibo eléctrico más caro de Europa. Por lo del déficit de tarifa, una sinergia público-privada inventada por Aznar —ahora ejecutivo en una eléctrica—, y renovada por el dicharachero ZP. Y qué ministro solo discutirá con el gremio indicado. Estos, pobres, sólo han sacado una reforma laboral y una ley de costas. La cosa acaba con un empresario pidiendo la actualización del derecho a la huelga. Y risas. Época brutal.