La empresa de limpieza de Jerez quiere que la plantilla asuma todo el recorte

Tras cuatro jornadas de huelga de limpieza viaria y recogida de basura en Jerez, la empresa que tiene la concesión municipal del servicio, Urbaser, ofreció este lunes la retirada del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) anunciado para 125 trabajadores —el 30% de la plantilla— a cambio de que cada empleado asuma cobrar 11.904 euros brutos anuales menos. Según la oferta de la empresa, la plantilla asumiría todo el recorte de cinco millones de euros que el Ayuntamiento de Jerez ha aplicado a sus pagos a Urbaser —de 24 a 19 millones— en su política contra el déficit.

Además, no toda la pérdida sería económica para la plantilla. Urbaser también ofrece que una parte de los 11.904 euros se compense con la reducción de vacaciones, días propios y otros conceptos recogidos en el convenio colectivo.

“Con esta propuesta encima de la mesa la huelga va para largo”, avisó este lunes el presidente del comité, Juan Cazalla. El portavoz de la plantilla recalcó: “No pueden [los trabajadores] asumir en solitario el tijeretazo del gobierno municipal al servicio de limpieza a la ciudad”.

Según los datos ofrecidos por el comité, un peón raso de Urbaser cobra 1.200 euros netos mensuales; un conductor de día, 1.500 euros; un conductor, de noche —con plus de penosidad, toxicidad y 20 años de antigüedad—, ingresa 1.700 euros netos al mes. “¿Que nos van a quitar 500 euros mensuales más costes sociales?”, Cazalla.

La situación es compleja y la solución al conflicto laboral no parece cercana. Los trabajadores no están dispuestos a asumir en solitario el ajuste; Urbaser sólo da a elegir entre ERE o bajada salarial; y la alcaldesa, María José García Pelayo (PP), advierte de que la decisión de reducir el 20% del coste de limpieza viaria y recogida de basura en la ciudad “es firme y no tiene vuelta atrás”.

“Es duro, durísimo, pero es que no hay dinero”, arguyó ayer la delegada municipal de Medio Ambiente, Felisa Rosado. Desde el equipo de Pelayo, se repite que ya se ha eliminado un 20% del capítulo de personal municipal, un 20% los sueldos de de todas las concesionarias y un 25% de los contratos de los servicios. “Hay que reducir la inversión en limpieza en otro 20%”.

La basura empieza a amontonarse junto a los contenedores. Hasta ahora solo se detectan incidencias graves en las barriadas más pobladas. Es el caso de El Mopu, un barrio muy humilde de bloques de viviendas en altura. Los residuos ya han atraído a moscas y ratas y algunos comercios cerraron puertas por el mal olor. “Tenemos la parada de autobús que es una vergüenza, otro montón de basura delante de una tienda de alimentación y unas pedazo de ratas que es exagerao (sic)”, se queja la presidenta de la Asociación de Vecinos del barrio, Inés Castilla.